miento a la tecnología?
—Ese fue el primer acercamiento que
tuve con ser un creador de contenidos
de sitios a través de la computación.
La verdad es que desde chico siempre
me gustaron las computadoras, más
que nada los jueguitos y todas esas
cosas. Pero después tuve la necesidad
de crear, no sólo de consumir. Tuve
esa necesidad y vi que estaba la opor-
tunidad de expresarme a través de la
computadora.
—Querías ser un protagonista del
mundo tecnológico.
—Sí, sí. En realidad me gustaba tam-
bién crear cosas que otros usaran, ver
cómo eso les impactaba, las emocio-
nes que les generaba y los vínculos
que se gestaban, porque eventual-
mente nacían comunidades. Ese pri-
mer sitio lo tuve desde los 14 hasta los
16 años y lo cerré porque quería em-
pezar a vivir mi vida adolescente.
Aprendí mucho porque fue mi inicio en
lo que es programación. Cuando lo
cerré hubo miles de usuarios que estu-
vieron muy tristes y me escribían mails
diciendo cosas como “esto era mi
casa, un hogar que visitaba todas las
semanas” y eso realmente a uno lo im-
pacta.
—Claro, es muy enriquecedor.
—Si, en definitiva me permitió sentir
cosas que, por lo menos yo, no había
sentido antes y fue la confirmación de
que quería seguir haciendo eso, seguir
generando experiencias que de una u
otra manera impactaran en la vida de
la gente y si era para mejor, mucho
más.
—Eso se da entre 2004 y 2005—
cuando Facebook recién estaba na-
ciendo y era un fenómeno conocido
únicamente en Estados Unidos,
pero ya se avizoraba que mediante
internet la gente iba a estar muchí-
simo más conectada, porque, por
ejemplo,
Harryfanaticos
, así se lla-
maba la web, tenía usuarios en toda
Latinoamérica y otras partes del
mundo.
—Sin dudas internet en esa época ya
era un fenómeno dominante en todo el
mundo e iba a ser lo que conectaría al
mundo en forma instantánea y eso me
atrapó. Apenas entré a ese mundo me
dije que ésta era la forma de llegar a
todos lados.
—Te fuiste a estudiar ingeniería en
software a Córdoba, que fue una
forma de llegar a otro lado.
—Sí, definitivamente. De hecho lo pri-
Viernes 11 de marzo de 2016
5
s
mero que pensé fue estudiar acá en
San Juan, aunque la carrera de inge-
niería en computación era muy nueva,
no tenía siquiera una generación de
egresados. También analicé la licen-
ciatura, pero al ser tan nuevas me pre-
guntaba qué se cubría y qué no.
Después fueron mis padres quienes
me sugirieron que fuera a estudiar a
Córdoba. Yo no lo había considerado
hasta ese momento. Mi padre estudió
en Córdoba, con lo cual estaba acos-
tumbrado al estilo de vida de allá, de
estudiante y me dijo que me iba a en-
riquecer, que iba a estar bueno, que
era un gran ambiente para estudiar.
Dije “bueno, voy para allá” y me en-
cantó, es un gran lugar para estudiar.
—Te hace crecer…
—Te cambia mucho pasar de estar en
una escuela, donde muchos de tus
compañeros viven situaciones simila-
res a la tuya, a llegar a una universi-
dad, con gente de todo el país o,
inclusive, fuera de Argentina, con si-
tuaciones adversas y distintas expe-
riencias de vida que me impactaron
mucho.
Cuevana, un sitio
con 15 millones de
seguidores
—Durante tu estadía en Córdoba
creaste un pequeño “monstruito”
llamado
Cuevana
¿Hoy podés decir
qué fue
Cuevana
?
— Fue parte de un pasatiempo que
creé y que consistía, básicamente, en
permitir a los usuarios reproducir series
y películas que existían en internet.
Cuevana era una plataforma que las
indexaba y las ordenaba para que la
experiencia fuera cómoda y fácil de
usar. Dada esa comodidad y facilidad,
se volvió súper popular y se me fue de
las manos. Era un hobby con amigos,
ya que lo creé para seguir desarro-
llando mis habilidades técnicas, y les
dije que lo usaran. Así se corrió el boca
a boca, hasta que se corrió a unas 15
millones de personas (risas).
—¿15 millones de usuarios por mes
mayormente de América Latina?
—Claro, 15 millones por mes y por día
eran más o menos 2 millones. La ma-
yoría de América Latina, pero también
de España y otras partes del mundo.
—¿Te sentiste una celebridad
cuando tu nombre, como creador de
Cuevana, salió a la luz? Tuviste
mucha exposición con entrevistas
en diarios, revistas y programas de
televisión.
—Uno siente y es consciente del nivel
de exposición, pero a veces no tanto.
No me sentí una celebridad para nada,
no es que salía todo lo mío en las noti-
cias, pero si había llegado un punto que
el producto había hecho tanta mella en
la población de algunos países que, tal
vez no lo usabas, pero si se nombraba
Cuevana, vos sabías qué era.
—Era fácilmente identificable con la
pagina donde veo mi serie y mi pelí-
cula en cualquier día, a cualquier
hora.
—Sí, básicamente, si.
—¿Podemos decir que Cuevana
tuvo un “lado B”? Te trajo ciertos
problemas porque a gente poderosa
del ambiente no le gustó.
—Y…al surgir como hobby uno nunca
lo ve como emprendimiento y no ve
que va a trascender. Cuando sucedió
que se esparció al mundo, era obvio
que iba a traer implicancias, porque era
un servicio gratuito, aunque esas se-
ries y películas ya estaban en internet
desde antes.
—Estamos hablando de grandes
productoras de cine y televisión.
—Claro, las distribuidoras de esas pelí-
culas y series no estaban tan contentas
con la solución de Cuevana como tal,
pero al mismo tiempo empezamos una
negociación, nos sentamos a hablar y
discutir porque había una oportunidad.
Cuevana hizo que mucha más gente
consumiera muchos más contenidos a
través de internet. Antes la gente no
hacía eso. Así ellos expandieron su au-
diencia y sus canales mediante inter-
net.
—¿Y qué pasó?
—Fue muy difícil, ellos son grupos muy
poderosos, con muchos intereses en el
medio y, lamentablemente, no pudimos
avanzar mucho. En su momento hubo
denuncias legales que no prosperaron,
hace más de 5 años que no avanzan,
pero la realidad es que también, por
detrás, estábamos en conversaciones.
Había diálogo. Se intentó por 2 o 3
años más, pero finalmente me dije que
era el momento de dar un paso al cos-
tado. Podía seguir, pero quería invertir
el tiempo en otro lugar donde fuera
más probable llegar a un acuerdo.
La guerra con las
grandes productoras
—Tuvo la vida que tenía que tener.
—Sí, tomar la decisión de abandonar
un proyecto es lo más difícil. Es algo
muy propio de uno, como un hijo y hay
que saber en qué momento dejarlo ir.
“
”
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La página de inicio de Cue-
vana, el sitio que reunió 15 mi-
llones de usuarios al mes.
Tomás con su familia.
De izquierda a derecha, arriba, su hermano Juan,
Tomás, su madre Marilina Sabio y su hermana Dolores. Abajo: su abuela Elisa
García, su padre Marcelo y su hermano Francisco.
Harry Potter, una pasión que llevó
a Tomás a realizar una página
para fanáticos de la saga literaria.
Estamos trabajando con el
gobierno de San Juan para
proveer 1500 becas de Acamica,
para que sanjuaninos estudien
tecnología y se capaciten
gratuitamente durante un año.