Juan Estrella.
En general la reforma siguió al pie de la
letra las modificaciones propuestas por
el Poder Ejecutivo, incorporándose por
primera vez en el país instituciones pro-
pias del Estado benefactor tales como
los derechos sociales de delimitación de
la jornada de trabajo, salario mínimo, se-
guro a la vejez, a la enfermedad y la
niñez, fomento a la construcción de vi-
viendas higiénicas para los trabajadores,
reglamentación de los sindicatos; inem-
bargabilidad del hogar de familia y otras
señeras como el sufragio de la mujer y el
sufragio universal en los municipios. Asi-
mismo, la reforma estableció la simulta-
neidad en las elecciones de gobernador
y diputados; el mandato de cuatro años
para los funcionarios electos y el unica-
meralismo.
La primera mujer que votó fue Rosalina
Plaza de Cantoni, la esposa de Aldo.
Hermanos distintos
Pero… ¿en qué se parecían y en qué se
diferenciaban los hermanos Cantoni?
S bien Aldo siguió y apoyó a Federico en
sus luchas, la realidad es que eran su-
mamente diferentes.
Cuenta la hija de Federico, la ex dipu-
tada Ursulina Cantoni, que “paradójica-
mente, Aldo -el “Socialista”- era el
acicalado y distinguido, preocupado y
ocupado por el bien vestir, por su léxico
y pulcritud. Era el bailarín incansable,
simpático, galante, el que lucía sus cha-
lets, su moto y sus autos. El deportista,
el sibarita, el gran sommelier”.
Sumamente ordenado, se ocupaba a pie
juntillas de sus emprendimientos y nego-
cios. Fue un gran empresario y un astuto
administrador. Sin lugar a dudas, fue el
gran impulsor en mejorar y obtener nue-
vas variedades de manzanas. Además
logró cerrar el ciclo de aprovechamiento
de dicha fruta: abastecía el mercado ar-
gentino en fresco, elaboraba una reco-
nocida sidra que llevaba el nombre de
sus tierras, además del famoso Calvado
Calingasta, cuyo reconocimiento tras-
cendió las fronteras de la provincia. Su
empresa era la “Frutícola de San Juan”.
En el edificio donde funcionó, se encuen-
tran emplazadas hoy las oficinas de la
empresa Taranto, en la calle España.
Aldo amaba su tierra calingastina, y allí
se refugió después de las contiendas po-
líticas. Se volcó a la naturaleza, igual
que su hermano Federico.
Cada uno en
su heredad
Los hermanos Cantoni, según Ursulina,
eran muy unidos. Pasaban juntos las
fiestas y a veces hasta viajaban a Bue-
nos Aires con sus familias. Ursulina re-
cuerda una noche en el Colón.
“En
cierta oportunidad en que salieron
con Aldo y Rosalina, sucedió que
ambas señoras tuvieron que cam-
biarse subrepticiamente de butaca,
para no escracharse con el coro de
ronquidos”.
“Éramos muy unidos con los Cantoni-
Plaza. Yo quería mucho a mis primos
mayores, que portaban esos nombres
griegos y egipcios -Hermes, Osiris,
Apolo, Adonis y Temis-, ocurrencia de
Rosalina, que siempre fue muy audaz y
decidida para su época”.
La muerte
de Aldo
Y agrega Ursulina “Aldo supo disfrutar
de las bondades de la vida, ¡Querido
Tío! Poco tiempo pudimos disfrutarlo: fa-
lleció muy joven, el 18 de septiembre de
1948. Yo tenía 5 años recién cumplidos.
Pero recuerdo la multitud agolpada en
los jardines de su casa... Caras tristes...
Llantos... Comentarios... “No se cui-
daba...”.
“Se despidió en su Hotel de Calingasta
comiendo opíparamente y avisó que lo
esperaran que llegaba mal...”. “Y se vino
desde allá...”. “Miren cómo llegó...”. “Se
está muriendo...”.
Su mujer, así como sus seguidores des-
tacarían su labor social, sus detractores
lo acusaron de demagogia y caudillismo.
Cuando intentaron matar a Aldo Cantoni
Viernes 29 de julio de 2016
5
C
omo pintura de época vale la pena
señalar que los años 20 se caracte-
rizaron por las luchas intestinas en
el radicalismo. El asesinato de Amable
Jones el 20 de noviembre de 1921, deter-
minó el enfrentamiento definitivo de Fede-
rico Cantoni con el presidente Hipólito
Yrigoyen y la aparición del bloquismo como
partido independiente. La intervención al
gobierno de Federico, el no reconocimiento
de su diploma como senador, la interven-
ción al gobierno de Aldo y la participación
activa de Federico en las campañas contra
Yrigoyen en su segunda postulación a la
presidencia, se inscriben en ese marco, ca-
racterizado por la violencia extrema y el en-
frentamiento entre la Nación dominada
electoralmente por don Hipólito y la provin-
cia con mayoría cantonista.
Aunque el bloquismo también estuvo en-
frentado con el sector conservador, no es
en esta década sino en la siguiente, depuesto
ya Yrigoyen, cuando el enfrentamiento entre
ambos movimientos marcará la política san-
juanina de los años ‘30.
Salvado por un error
—Tomá, estoy muy cansado. Manejá vos.
El que había hablado era Aldo Cantoni, electo
gobernador de San Juan, quién debía asumir
su cargo pocos días más tarde.
Era la noche del 30 de noviembre de 1926.
Aldo había salido a cenar con Belisario Alba-
rracín, electo diputado provincial y Fernando
Santamaría.
Llegaron en el coche del gobernador electo,
guiado por Cantoni y durante un par de horas
cenaron y charlaron sobre la inminente asun-
ción, en el hotel Bristol, que hasta poco antes
s
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Esta curiosa foto fue tomada en Jáchal y aparecen en ella,
Aldo Cantoni, su esposa Rosalina Plaza y su cuñada, Isolina,
que se casó con Carlos R. Porto (Foto publicada en el libro "El
San Juan que Ud. no conoció" de Juan Carlos Bataller)
El 10 de febrero de 1927 quedó consagrada la nueva Constitución Provincial, obra
del bloquismo. Tres días después de asumir el gobierno, el doctor Aldo Cantoni
había remitido a la Legislatura un mensaje propiciando la renovación casi total de la
Carta Magna. La fotografía muestra el primer voto de la mujer en San Juan y en el
país, el día 8 de abril de 1928. (Foto publicada en el libro “El San Juan que Ud. no
conoció” de Juan Carlos Bataller - Proporcionada por Ursulina Cantoni)