¿Cómo fue
el secuestro?
Los detalles de aquel secuestro fueron
revelados por el diario La Nación en
2001, diez años después del delito, en
una excelente nota que firma Gustavo
Carabajal, que se publicara el 10 de se-
tiembre.
Tres delincuentes abordaron al hoy pre-
sidente en la puerta de su casa en Barrio
Parque. Uno de los hombres le pegó un
puñetazo en la cara mientras otro lo
tomó del cuello. Segundos más tarde, ya
Mauricio se encontraba dentro de un
ataúd, encapuchado y amordazado,
rumbo al lugar donde pasaría secues-
trado los siguientes doce días.
El grupo de delincuentes que secuestró
al entonces ejecutivo del Grupo Socie-
dad Macri (Socma) se llamaba
“La
Banda de los comisarios”
y estaba
conformada por varios oficiales superio-
res de la Policía Federal, condenados
años más tarde. Utilizaron en aquella
oportunidad la modalidad del féretro, re-
lacionada en el mundo de la delincuen-
cia con organizaciones “profesionales”.
La técnica permite movilizar a la víctima
sin despertar sospechas ante las autori-
dades. Si bien un ataúd podría llamar la
atención,
pocos agentes de tránsito se
animarían a revisar eventualmente su
contenido.
Apenas
podía respirar
Según el centenario diario, Mauricio
Macri apenas cabía en el ataúd que le
habían preparado. Luego de pelear con
los tres delincuentes que lo sorprendie-
Hace 25 años, una
banda integrada por
policías secuestró al
entonces ejecutivo
de SOCMA. Lo ma-
niataron y lo coloca-
ron en un ataúd. Tras
casi dos semanas la
familia pagó el res-
cate y lo liberaron. La
banda había cometido
otros secuestros y
tras ser desbaratada,
uno de sus responsa-
bles quedó libre por
haber confesado bajo
torturas y debió ser in-
demnizado. Sólo se re-
cuperaron 2.400.000
dólares de lo pagado.
Viernes 29 de julio de 2016
vidriera
12
SeiS milloneS de dólareS pagó
E
l año pasado, en el programa
El diario de Mariana
, de
Canal 13, el hoy presidente
Mauricio Macri recordó deta-
lles de su secuestro del que el mes
próximo se cumplen 25 años.
La historia, de la que con el correr de los
años fueron conociéndose distintos deta-
lles, causó conmoción en aquel mo-
mento, cuando Marcri ni soñaba con ser
presidente. Durante mucho tiempo todo
quedó envuelto en el misterio. Hasta no
faltaron quienes hablaron de “autose-
cuestro”. Hoy, cuando el mismo Macri
accedió a hablar de tema el año pasado,
puede reconstruirse totalmente el caso.
La historia
Era la 1.15 del 24 de agosto de 1991 y
Mauricio Macri, hijo de Franco Macri,
uno de los hombres más poderosos del
país, acababa de ser secuestrado en la
puerta de su casa de Tagle 2804, frente
a una calle lateral a ATC, hoy Televisión
Pública Argentina.
ron cuando llegaba a su casa, y después
de que uno de ellos le pegó un puñetazo
en la cara y otro lo tomó del cuello por
atrás, el empresario advirtió que no se
trataba de un simple robo. Confirmar tal
presunción le llevó unos pocos segun-
dos.
Macri apenas podía respirar dentro del
féretro fijado a la parte trasera de una
combi Volkswagen blanca hacia la que
lo habían empujado.
Casi en una sola acción, le vendaron
los ojos, le pusieron una capucha en la
cabeza, le sacaron el traje beige y el
reloj que llevaba y ataron sus manos
con alambre y cinta adhesiva. Una vez
que estuvo inmovilizado dentro del
cajón, dos de los delincuentes cerra-
ron el ataúd y se sentaron sobre la
tapa, mientras el tercero puso en mar-
cha la camioneta.
Semidesnudo, sin poder moverse,
con los ojos vendados y con las
manos hacia adelante en posición de
rezo, Macri pasó poco más de media
hora dentro del cajón de muerto, ca-
mino a su lugar de confinamiento.
En un momento, escuchó que el
motor de la camioneta en la que lo
llevaban se detuvo, seguido del so-
nido producido por un portón que se
abre y se cierra. Entonces, lo saca-
ron del féretro.
Los detalles
Comenzaba una interminable suce-
sión de acontecimientos mientras
el empresario permanecía cautivo en
“la
caja”,
tal como los secuestradores de-
nominaban la habitación de tres metros
por dos construida en el sótano de la ca-
sona de Garay 2882, con un inodoro quí-
mico y con un hueco de 20 centímetros
de diámetro en el techo, por el que le pa-
saban la comida.
Según consta en la causa, tras recupe-
rar su libertad Macri relató al juez Nerio
Bonifati que se sintió ahogado por la
sensación de encierro en el cajón. Dijo
también que, por momentos, incluso le
faltó el aire dentro del ataúd.
“Siempre vendado, me sacaron del
ataúd y me llevaron caminando por la
casa. Luego, abrieron una puerta y
me arrojaron sobre una cama. Allí me
colocaron unas cadenas en los tobi-
llos, que estaban unidas a otra sujeta
al suelo”,
dijo entonces el ejecutivo de
Socma a Bonifati.
Esa cadena estaba soldada a un perfil
de de hierro que pasaba por debajo del
El secuestro de
Mauricio Macri