El Nuevo Diario - page 20

¿Quién es el Dalai Lama? ¿Hay un solo Dalai Lama?
¿Cuál es su poder? ¿Cómo se lo elige? Preguntas que
mucha gente no sabría responder. Lo que pocos
saben es la lucha política sorda y los intereses en
juego que hay detrás de esta figura religiosa.
Viernes 29 de julio de 2016
toda la humanidad, así como a la na-
turaleza... se ha destacado propo-
niendo soluciones constructivas para
resolver los conflictos internaciona-
les, los temas de derechos humanos
y los problemas ambientales del pla-
neta”.
Líder espiritual
y temporal
Del mongol dalaï, océano, y del tibetano
bla-ma, maestro espiritual. Traducido li-
terariamente como “océano de sabidu-
ría”, este título fue forjado por el jefe
mongol Altar Khan, al aceptar a Sönam
Gyatso como maestro excepcional, alen-
tando al pueblo mongol a la conversión
al budismo vajrayana. Nótese que en
este caso, dalaï era la traducción de
“rGyam-tsho” (Gyatso), el apellido de los
dalai-lamas desde Gedun Drup.
Tradicionalmente, el Dalai Lama ha sido
el líder espiritual y temporal del Tíbet;
Tenzin Gyatso, actualmente en el exilio,
tras la ocupación y anexión forzada por
parte de la China maoísta, ha abando-
nado la preeminencia política tradicional,
y ha creado un ministro presidente del
Kashag (parlamento), elegido por sufra-
gio universal.
Tras la muerte del Dalai Lama, el Pan-
chen Lama se encarga de reconocer a
su reencarnación, o tulku (normalmente
un niño), quien pasará a ser el nuevo
Dalai Lama. A su vez, el Dalai Lama
debe reconocer a la reencarnación del
Panchen Lama tras la muerte de éste.
lll
Los Dalai Lama, considerados por sus
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El Dalai
Lama
ES EL LÍDER ESPIRITUAL Y
TEMPORAL DEL TIBET.
RECIBIÓ EN 1989 EL PREMIO
NOBEL DE LA PAZ. POLITICA
Y RELIGIÓN
E
l actual Dalai Lama, el XIV y ele-
gido en 1939, es Tendzin
Gyatso, quien nació en el seno
de una familia pobre de origen ti-
betano en la provincia china de Quinghai
en 1935.
En 1950, cuando aún no había cumplido
la mayoría de edad, los comunistas chi-
nos invadieron el país.
Tendzin Gyatso, declarado mayor de
edad antes de tiempo, asumió el poder y
se refugió cerca de la frontera con la
India; pero, al no recibir ayuda exterior
pese a su llamamiento a la India de
Nehru y a las Naciones Unidas, tuvo que
aceptar la tutela comunista, firmando en
1951 un tratado que convertía al Tíbet en
«provincia autónoma» de China.
lll
A pesar de sus esfuerzos por encontrar
una solución pacífica al conflicto, Pekín
continuó su política en el Tíbet occiden-
tal, dando origen a levantamientos popu-
lares en pro de la independencia. En
1959, el Dalai se dirigió a la India en
busca de asilo, seguido por 80.000 refu-
giados, y a partir de 1960 presidió, en
Dharamsala, India, el gobierno tibetano
en el exilio.
Allí, el Dalai Lama se abocó a la inme-
diata y urgente tarea de preservar la cul-
tura tibetana. Fundó asentamientos
agrícolas para que los refugiados vivie-
sen en ellos, un sistema autónomo de
educación y otros institutos culturales
para preservar las artes y la ciencia, sin
descuidar la fundación de más de 200
monasterios para mantener la tradición
budista, esencial al espíritu tibetano.
lll
En 1963, promulgó una constitución de-
mocrática, basada en el budismo y en la
Declaración Universal de los Derechos
Humanos, como el modelo para un Tíbet
libre. Desde entonces, ha sido el más vi-
goroso defensor de este experimento
democrático, presentando permanente-
mente propuestas para resolver la situa-
ción de la independencia. La oposición
de las autoridades chinas, sin embargo,
ha impedido toda solución.
Defensor ardiente de la paz y la plurali-
dad ideológica, el Dalai Lama ha recibido
numerosos premios internacionales, in-
cluido el Nobel de la Paz en 1989. Al
otorgárselo, el Comité Nobel enfatizó
:
“El Dalai Lama ha desarrollado su fi-
losofía de Paz a partir de un enorme
respeto por todos los seres vivos, y
basado en el concepto de la respon-
sabilidad universal que compete a
Al morir cada Dalai
Lama, los monjes
(lamas) del Monasterio
Amarillo designan a su
siguiente reencarna-
ción en un niño de
corta edad, interpre-
tando una serie de sig-
nos con arreglo a su
religión. No se trata,
por tanto, de una di-
nastía de monarcas he-
reditarios, sino de la
máxima magistratura
personal de un régimen
teocrático.
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