El “Obama
Lama”
La batalla por la reencarnación
del Dalai Lama
Viernes 29 de julio de 2016
21
seguidores la reencarnación del Bodhi-
sattva Avalokitesvara, desde 1642 hasta
1959 ostentaron además el poder tem-
poral en el Tíbet.
Al morir cada Dalai Lama, los monjes
(lamas) del Monasterio Amarillo desig-
nan a su siguiente reencarnación en un
niño de corta edad, interpretando una
serie de signos con arreglo a su religión.
No se trata, por tanto, de una dinastía de
monarcas hereditarios, sino de la má-
xima magistratura personal de un régi-
men teocrático. En el interregno entre la
muerte de un Lama y la mayoría de
edad del siguiente, el Monasterio ejerce
directamente el poder designando a un
regente, al tiempo que se ocupa de la
educación del futuro jefe.
lll
Ge-dun-grup-pa (?-1474) fue el primero,
fundador de la secta budista de los mon-
jes amarillos y del sistema sucesorio de
la reencarnación de los lamas.
Sonam Gyatso, III Dalai Lama (1543-88)
fue en realidad el primero que asumió el
título de Dalai (palabra mongola que sig-
nifica «gran océano»). Al convertir al jefe
mongol Altan Khan y a toda su tribu,
asentó definitivamente la hegemonía de
la secta en el Tíbet, extendiendo su in-
fluencia sobre Mongolia, China occiden-
tal, Bután y Sikkim.
lll
Ngawang Gyatso, V Dalai Lama (1617-
82) fue el primero en asumir el gobierno
temporal del Tíbet además del liderazgo
espiritual. Dicho cambio tuvo lugar en
1642, al destronar el príncipe mongol
Gusri Khan al rey del Tíbet y titularse él
mismo rey; en realidad, Gusri se limitó a
ejercer un protectorado militar sobre el
Dalai Lama, que era quien gobernaba
efectivamente.
Al morir Gusri en 1655, el Lama pasó a
controlar el poder en solitario, si bien su
autoridad religiosa estaba limitada por la
de otro dignatario budista, el Panchen
Lama.
Fue este V Dalai
Lama quien cons-
truyó el Palacio de
Potala en Lhasa,
desde donde han
ejercido el poder sus
sucesores hasta el
siglo XX.
S
e llama Ogyen Trinley Dorje.
Tiene 30 años y muchos le se-
ñalan como el sucesor del
Dalai Lama. Pese a su juventud, su
historia, rodeada por el misterio tibe-
tano, cuenta que sobre sus espal-
das lleva ocho siglos de experiencia
en sus 17 reencarnaciones.
Sin embargo, más allá de la tradi-
ción tibetana que le sitúa como el
decimoséptimo Karmapa -la tercera
figura espiritual más importante de
la religión tibetana-, existe una
áurea de misterio que rodea su fi-
gura y que muchos se han encar-
gado de promocionar.
Aunque debe ‘”competir” con Trinley
Thaye Dorje, al que muchos consi-
deran el auténtico Dalai Lama, y con
Osel Hita Torres, el Lama andaluz,
al que muchos apuntaron como su-
cesor aunque hoy vive bajo el ano-
nimato, Ogyen ya tiene su propia
campaña “electoral”.
Según los papeles filtrados por Wiki-
leaks desde la embajada de EEUU
en Tíbet, el joven es además de la
reencarnación del Dalai Lama, el
“Obama Lama”. “Su rostro fresco,
estimulante”, junto con su conoci-
miento del mundo occidental -habla
chino, inglés y tibetano, y le encan-
tan los videojuegos- han hecho que
para Occidente sea la imagen del
Dalai Lama del siglo XXI.
Pocos se lo han creído porque de-
trás de esta historia está la verda-
dera incógnita de este posible
sucesor: algunos apuntan a que po-
dría ser un espía del Gobierno
chino.
Ogyen llegó a la India con 14 años
en un viaje épico por el que recorrió
1.500 kilómetros a pie, a caballo, en
todoterreno y en helicóptero hasta
poder llegar a la India, donde fue in-
terrogado durante semanas cre-
yendo que podía ser un enviado del
régimen de Pekín.
Pero lejos de las especulaciones y
rumores, el 17º Karmapa sigue cada
día sumando fieles, entre los que se
encuentran Richard Gere o Pierce
Brosnan. Le encanta EEUU, donde
viajó el año pasado y donde pro-
mete si llega a ser Dalai Lama viajar
por lo menos dos veces al año. Es
gran aficionado a los videojuegos y
conocedor de la importancia de las
redes sociales, no duda en tener su
propio perfil en Facebook.
D
urante siglos, el título de Dalai
Lama ha sido ejercido por sus
“reencarnaciones”.
El actual, el número 14, cumplirá 80
años este año, y Pekín quiere contro-
lar el proceso de encontrar a su suce-
sor, el número 15.
Sin embargo, el Dalai Lama ha dicho
que su rol terminará algún día. Es
mejor no tener una Dalai Lama que
tener “uno estúpido”.
La presente encarnación, el actual
Dalai Lama, puede decidir. El renaci-
miento es su opción.
Primero, él consultará al pueblo tibe-
tano y a otros seguidores del budismo
tibetano para saber si creen que debe
existir un Dalai Lama número 15.
Si la decisión es “Sí”, entonces dará
instrucciones claras sobre el proceso,
de tal manera que no haya ambigüe-
dad, para que el proceso de reencar-
nación no sea manipulado o abusado
por nadie para sus intereses persona-
les o políticos.
Los chinos y el Partido Comunista
han establecido sistemas en los que
las reencarnaciones como la de su
santidad el Dalai Lama deben ser re-
conocidas y aprobadas por el partido.
Quizás piensan que si eligen su pro-
pio 15º Dalai Lama, de alguna ma-
nera esa autoridad será transferida al
lama que elijan.
Su santidad ha dicho que el 15º na-
cerá fuera del Tibet, fuera de China,
porque este 15º Dalai Lama deberá
continuar el trabajo del actual.
Si no hay una genuina libertad reli-
giosa dentro del Tíbet, entonces será
muy difícil continuar ese trabajo.
Tíbet con
respecto a China
El tema de la soberanía es el asunto
número uno detrás de todas las dife-
rencias y disputas.
Así que de hecho no es la pelea de
China con el Dalai Lama.
No es sobre libertad religiosa.
Es sobre soberanía: si el Tíbet debe
permanecer como una parte de China
o no.
Cuando él habla de la reencarnación,
mucha gente en China cree que el
Dalai Lama está jugando un juego po-
lítico.
El 14º Dalai Lama y la gente que lo
rodea que pide la independencia del
Tíbet han hecho del tema de la reen-
carnación, de algún modo, un tema
político.
lll
En 1995, el Dalai Lama nombró a un
niño de 6 años como la reencarna-
ción del segundo líder más impor-
tante en el budismo tibetano, el
Panchen Lama. Pero fue apartado y
escondido por las autoridades chinas
y reemplazado por otro niño de su
elección.
Forzaron a los tibetanos a venerar a
un niño como el 11º Panchen Lama,
cuando es casi una certeza que nin-
gún tibetano realmente cree en sea el
11º Panchen Lama.
Este es uno de los temas más fasci-
nantes en toda la historia: nadie en el
Partido Comunista parece haber con-
siderado la posibilidad de gobernar a
los tibetanos sin un lama que sea su
intermediario.
Esto parece provenir de la idea que
asume que porque los tibetanos sue-
len ser religiosos, no son por lo tanto
susceptibles de los argumentos racio-
nales sobre lo maravilloso que es el
comunismo y entonces hay que per-
suadirlos a través de la religión.
Por lo tanto, han invertido enormes re-
cursos para tratar de encontrar un
lama anodino.
Hacen películas sobre el lama que
apoyaba al partido en los años 30, hi-
cieron una serie de TV sobre otro
lama que era seguidor del Partido Co-
munista y luego tratan de desarrollar a
estos niños que luego serán sus parti-
darios.
Cada vez que lo han intentado han
fracasado. Los niños, cuando han cre-
cido y son adultos, o se fueron a India
y se unieron al Dalai Lama o se con-
virtieron en críticos del Partido Comu-
nista desde dentro del sistema.
Ogyen Trinley
Dorje, sucesor
del Dalai Lama
para muchos