E
l fiscal que instruyó la causa, Fa-
brizio Médici, cuenta lo que vivió
Camila. Los golpes, gritos y peni-
tencias eran común en la vida de una niña
que en ese entonces tenía ocho años. A
tal punto llegó el sadismo de la pareja de
Pedro Oris y Alejandra Ríos que, después
de golpearla salvajemente, le hicieron cor-
tes en las manos para simular la caída de
un caballo. Ese infierno que vivía Camila
no fue parado por nadie, ni por su padre
biológico, ni por sus abuelos, ni por sus
docentes.
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Y a Camila siguen sin escucharla. Ahora,
la Cámara Penal, que juzgó a quienes la
agredieron, decidió sentenciar a 9 años de
prisión a Oris, por lesiones gravísimas
agravadas por violencia de género y como
corresponsable de lesiones leves agrava-
das por el vínculo y por violencia de gé-
nero en forma continuada. El veredicto
para Ríos fue 6 años de prisión por aban-
dono de persona, agravado por el vínculo,
y como coautora responsable de lesiones
leves agravadas por el vínculo, en forma
continuada. Con esta sentencia, Ríos
puede estar libre y a cargo de Camila el
año próximo
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La condena fue mucho menor de lo que
había pedido el fiscal, Gustavo Manini, y
la asesora de Menores, Patricia Sirera.
Ellos solicitaron un fallo ejemplificador,
con al menos 22 años de prisión para Oris
y 17 para Ríos. Los jueces no contempla-
ron la tentativa de homicidio. El veredicto
fue repudiado por la opinión pública, sobre
todo en redes sociales. Para conocer los
fundamentos de la polémica decisión del
tribunal, que integran Juan C. Caballero
Vidal, Silvia Peña y Raúl Iglesias, habrá
que esperar hasta el 18 de mayo.
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Efectivamente, Oris y Ríos fueron los res-
ponsables de los padecimientos de la
menor, pero, ¿por qué nadie en el entorno
de Camila reaccionó, hasta que la niña
quedó internada en terapia intensiva del
Cymin, el 25 de octubre de 2013? ¿Qué
hizo su padre biológico, Javier Brusotti,
para ayudarla?, ¿Cumplía con sus hora-
rios de visita, estaba presente? ¿Y sus
abuelos, qué hicieron para cuidarla? Los
docentes de la escuela a la que asistía ad-
virtieron en una oportunidad que la niña
tenía un hematoma en la cara y le consul-
taron por esto a Oris, ¿indagaron más
allá? ¿Qué hizo la Dirección de Niñez des-
pués de que Brusotti asistiera para consul-
tar por las sospechas de un caso de
violencia? En su alegato, durante el juicio,
la asesora de Menores, Patricia Sirera ex-
presó
“la niña fue sujeto víctima de
todas las violencias descriptas en los
libros de maltrato infantil. Existió vio-
lencia tanto por acción como por omi-
sión grave”.
Viernes 6 de mayo de 2016
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OÍDOS SORDOS AL MALTRATO Y UNA SENTENCIA REPUDIADA POR LA
Una nota de
Noelia Escales
Hasta que fue internada en terapia intensiva
del Cymin, nadie se ocupó de resguardar la
vida de Camila Brusotti. El caso conmovió a
la sociedad y alcanzó gran estado público.
Dos años después, tras conocer las aberra-
ciones de las que fue víctima la menor, la
Sala I de la Cámara Penal dictó una con-
dena mucho menor de la que habían solici-
tado la asesora de menores y el fiscal.
Nadie oyó a Camila
En más de una oportunidad la prensa le
preguntó a Brusotti por qué no hizo la de-
nuncia en el momento en que se enteró
de que Camila tenía una lesión en el
cuerpo, a principios de octubre de 2013.
El padre explicó que sobre él pesaba una
denuncia que había hecho Ríos, por su-
puestos disturbios, que le impedía acer-
carse. Además, antes de escuchar su
sentencia, Alejandra Ríos declaró: “Mi hija
Camila y yo estuvimos solas durante
mucho tiempo, el papá de Camila vivía
—Si se toma la condena que había
pedido el fiscal, ¿se puede conside-
rar que es una pena leve?
—El fiscal Gustavo Manini describió
cómo sucedieron los hechos y pidió, en
base a esa interpretación, una pena
determinada. Adherí completamente.
Tres magistrados, que son excelentes
juristas, tienen otra mirada y habrá que
conocer cuáles son los fundamentos.
Hoy es prematuro decir si está bien o
mal. Sé que no ha sido unánime el fallo
y habrá que conocer esa disidencia y
acompañar la apelación.
—Pero al coincidir con el fiscal, es
de suponer que la sentencia no le
causa gracia.
—Obviamente, feliz no estoy, sí coin-
cido con el agente fiscal y la pena es
otra a la solicitada, insisto en que no
estoy conforme. Imploré a los señores
jueces un fallo ejemplificador.
—Pese a eso, ¿saca algo positivo
del fallo?
—No nos olvidemos que surgió de este
juicio una nueva causa que ya está de-
nunciada junto al papá de Camila, que
es la del abuso, así que hay mucho to-
davía. No tenemos que perder de vista
que es un fallo condenatorio, que es
importante para darle respuesta a la
única persona a la que me interesa
dársela, a Camila.
—¿Cómo será la relación de la
madre con Camila?
—He escuchado comentarios graves
en cuanto a que la mamá puede verla.
Alejandra Ríos está condenada por un
delito contra su hija y hay un proceso
en el juzgado de Familia, en el cual se
analiza todo, aún con un sobresei-
miento no implica que la madre pueda
verla. El termómetro que se tiene para
restablecer la relación entre un menor
y su progenitor — agresor es el interés
del niño, no se sostiene a cualquier
costo, aun cuando la criatura quiera.
PATRICIA SIRERA – ASESORA LETRADA DE MENORES
“Imploré a los jueces un
fallo ejemplificador”
con nosotros pero era ausente”.
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En la actualidad, como Brusotti trabaja en
el Ministerio de Educación de la provincia,
la niña queda al cuidado de sus abuelos
Javier Brusotti y
la pequeña Ca-
mila, cuya mejo-
ría fue uno de
los hechos que
llevó a la cono-
nización de el
Cura Brochero.
Alejandra Ríos, mamá de Camila.
Pedro Oris, expareja de Rios.