E
n los 80 era difícil imaginar que
un actor podía vivir de su profe-
sión en San Juan, lo mismo que
un músico, un bailarín o un artista visual
y ni hablar de producir cine. Las carreras
artísticas estaban reservadas para los
espíritus bohemios y sólo se podía se-
guir la vocación siendo profesor o traba-
jando en otro rubro que permitiera
mantenerse económicamente.
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Salvo algunas excepciones –gente que
ya había logrado trascender a nivel na-
cional y en general relacionada con el
folclore, como Los Inti Huama, Los Her-
manos de la Torre y Los Manantiales,
por ejemplo-, era difícil forjarse un futuro
“cultural” en San Juan.
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La cantidad de salas era escasa; los
costos, elevados y cuando alguien decía
que era artista o artesano, la pregunta
obligada era “¿de qué trabajás?”. Los
aires de la democracia comenzaron a
cambiar de a poco la mentalidad sanjua-
nina y hoy, aunque a veces se sigue “pa-
gando por tocar”, el concepto de
“economía naranja” (NdelaR: color aso-
ciado a la cultura, la creatividad y la
identidad), va ganando terreno.
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También llamada “economía creativa”,
comprende los sectores en los que el
valor de sus bienes y servicios se funda-
menta en la propiedad intelectual: arqui-
tectura, artes visuales y escénicas,
artesanías, cine, diseño, editorial, inves-
tigación y desarrollo, juegos y juguetes,
moda, música, publicidad, software, TV
y radio, y videojuegos.
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Para aludir a este fenómeno se usan
también términos como industrias cultu-
rales, industrias creativas, industrias del
ocio, industrias del entretenimiento, in-
dustrias de contenidos, industrias prote-
Viernes 19 de mayo de 2017
Oscar
Kummel
fue el pio-
nero y el
maestro
que legó el
amor por
el teatro en
San Juan.
En la Fiesta Nacional del Sol del 2010 se empezó a usar mucho más tecnología en el espectáculo final.
AÑOS
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32
Escribe
Betty Puga
Del under a la
economía naranja
CULTURA
gidas por el derecho de autor, economía
cultural y economía creativa.
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El concepto no es nuevo, pero para que
este cambio pudiera operar, fue funda-
mental el rol del Estado como agente de
gestión, formación y desarrollo. También
de los cientos de artistas que apostaron a
salir del “under”, a profesionalizarse y a
ser emprendedores. Y la llegada de las
TIC’s, una revolución de la que El Nuevo
Diario fue pionero, fue fundamental.
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Para dar ejemplos concretos y conocidos
por todos de lo que mueven las industrias
culturales:
l
El Cirque du Soleil (en la actualidad pre-
sentando su espectáculo “Séptimo día” en
Argentina) emplea a más de 5.000 perso-
nas y reporta ventas que superan los 800
millones de dólares anuales.
l
Netflix, el video club por correo físico
y virtual, tiene 33 millones de suscripto-
res y comercializa anualmente 3.600 mi-
llones de dólares por año.
l
El XXII Festival Iberoamericano de
Teatro de Bogotá, en el 2010, reunió a
3.900.000 personas.
l
El Carnaval de Río de Janeiro recibió
850.000 visitantes en 2012, quienes
consumieron por un valor de 828 millo-
nes de dólares.
l
Más de 100 horas de video son subi-
das cada minuto a You Tube, acumu-
lando en agosto de 2013, 6.000 millones
de horas de video visitadas por más de
1.000 millones de personas. (Datos to-
mados del documento “La economía na-
ranja. Una oportunidad infinita”,
elaborado por el BID).
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En San Juan y en menor escala, ejem-
plos de esto podrían ser la Fiesta Nacio-
nal del Sol, como una gran usina de la
economía naranja por la multidisciplina-
riedad que abarca; el Carnaval de Chim-
bas, la Fundación Ópera de San Juan y
sus puestas en escena, la Teatrina, los
encuentros corales como el Festival In-
ternacional de Coros “San Juan Coral”,
la Feria Internacional del Artesanías y
todas las actividades que pueda desa-
rrollar de ahora en más el Teatro del Bi-
centenario, entre otros.
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Desde ya que la cultura no se reduce
solamente a estas actividades artísticas,
pero son un buen ejemplo de cómo la
economía naranja aporta al Producto
Bruto Geográfico (PBG) de la provincia,
aunque aún esté invisibilizada.
Desde los
pioneros a hoy
L
as páginas de El Nuevo Diario cobi-
jaron desde los inicios no sólo la
agenda cultural de la provincia sino
también debates y reflexiones acerca de
las políticas culturales necesarias para
que San Juan despegara. Este medio
también dio a conocer la actividad de
todos los pioneros que sostuvieron la
cultura a como diera lugar en épocas en
que no era tan sencillo “ser artista” y se
sumaron todos los nóveles que iban sur-
giendo.
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Y entre esos pioneros se debe nombrar
a todos los que forjaron el Instituto Supe-
rior de Arte (ISA), que funcionaba en el
teatro El Globito ubicado en el Parque
de Mayo y demolido en 1968, pero que
dio origen a la Universidad Provincial
Sarmiento (hoy Universidad Nacional de
San Juan). A ellos también se debe que
la música y las artes visuales fueran in-
corporadas en la currícula académica.
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Hernán Katz, Juan Kowalski, Oscar
Kummel, Arnaldo Peña, Antonieta
Chiappini, Vicente Pérez Lobos, Violenta
Pérez Lobos, Juan Carlos Abraham, Fe-
derico Blanco, Félix Pineda, Juan Argen-
tino Petracchini, Rufino Martínez, Polo
Suárez Jofré, Pepe Campus, Chiquito
Escudero, Juan Victoria, Nebita Alladio,
Hebe Almeida de Gargiulo, Vicente
Constanza, Rita Soria, son solo algunos
de los nombres de los grandes hacedo-