El Nuevo Diario - page 12

Viernes 28 de julio de 2017
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NACIÓ CON AGENESIA DE CUERPO CALLOSO
Lucas Leal:
Con voluntad,
pudo educar su cerebro
E
n quinto grado, una de sus maes-
tras sospechó que Lucas tenía
algún problema de salud: era exce-
lente alumno cuando pasaba al pizarrón,
pero luego no podía volcar en el papel los
conceptos. Gracias a esa docente, Sandra
Pizarro; al empeño puesto por su mamá,
Daniela Moreno, y a su fuerza de voluntad,
Lucas pudo superar con creces la Agenesia
de Cuerpo Calloso (ACC) con la que nació.
La ACC se produce por una alteración en
el desarrollo embrionario que ocasiona la
falta de este importante haz de fibras inter-
hemisféricas cerebrales. Su función es la
de servir como vía de comunicación entre
un hemisferio cerebral y otro, con el fin de
que ambos lados del cerebro trabajen de
forma conjunta y complementaria.
Hoy, con 21 años y una voluntad inque-
brantable, Lucas Leal trabaja en una em-
presa de servicios, se maneja de manera
independiente, está rindiendo las pruebas
para sacar su carnet de conductor y aban-
donó la licenciatura en Higiene y Seguri-
dad, que estudiaba en UCCuyo, porque
descubrió que no podría ejercer su profe-
sión. Los prejuicios y la falta de carreras
donde realmente puedan desarrollarse las
personas con discapacidad, fueron los prin-
cipales motivos que lo llevaron a tomar esa
decisión. Sin embargo, lejos de deprimirse,
comenzó otra carrera y se recibió.
—¿Cuándo le diagnosticaron la ACC?
Daniela: —En quinto grado, la maestra me
decía que, para ella, Lucas tenía algún pro-
blema físico, no era falta de maduración ni
vagancia. Él estaba en tratamiento con una
psicopedagoga y una psicóloga, pero la
maestra decía que para ella había algo
más. Era muy bueno dando las lecciones
orales, pero no podía escribir bien. Un día,
Lucas ensayaba para una exhibición gim-
nástica y la maestra me llamó urgente para
que lo viera. Cuando sus compañeros iban
a la derecha, él iba hacia la izquierda y pa-
recía no darse cuenta.
—¿Fue inmediato el diagnóstico?
D: —No, porque los electroencefalogramas
salían normales. La obra social no quería
cubrir estudios de alta complejidad porque
en los estudios más simples, no había
anormalidades. Todo lo hicimos de manera
privada, hasta que el doctor Otoya, encon-
tró que Lucas nació con Agenesia de
Cuerpo Calloso. Luego lo siguió viendo el
doctor Berjano, que es neurocirujano.
—¿Qué síntomas le ocasiona eso?
D: —No tiene lateralidad, por ejemplo. Por
eso en broma le digo: “Corre, Forest,
corre”, porque él va sólo hacia adelante. Al
principio me sentía culpable por haberle
exigido tanto. Luego, el neurólogo me dijo
que el cerebro se educa y que gracias a mi
exigencia, él había logrado todo lo que
logró. No podía manejar la computadora, o
tomaba el mouse o miraba la pantalla y
ahora trabaja en la compu, tiene celular...
—¿En qué escuelas estudiaste?
Lucas: —En Don Bosco, la primaria, y la
secundaria en María Auxiliadora. Nadie
pensaba que iba a recibirme y lo logré. En
ciencias, la profesora nos pidió una mono-
grafía sobre un tema científico y ninguno de
los que elegíamos le gustaba. Hasta que
me dijo que investigáramos sobre mi pro-
blema. Hicimos un libro con entrevistas a
mi neuropsicóloga Luciana Butele y a otras
psicólogas. Mis compañeros y los padres
aprendieron mucho de lo que me pasaba.
—¿Cómo fue su experiencia en la es-
cuela?
D: —Gracias a la terapeuta ocupacional
con la que trabajamos, los docentes se die-
ron cuenta que no debían modificar conte-
nidos a enseñarle, sino la manera de
evaluarlo. En educación física, el profesor
para no hacerlo sentir mal, lo ponía a pasar
pelotas. Entonces, nunca participaba de ex-
hibiciones. La terapista nos indicó ejercicios
que sí podía hacer, por ejemplo de fuerza,
como sostener una pirámide humana, car-
gar a los demás, etc, y así todos sus com-
pañeros se integraron con él.
—¿Practicás deportes?
L: —Me dijeron que hiciera rugby, pero a mí
me gusta el fútbol. Ahora juego partidos
con mis compañeros de trabajo y voy al
club Richet Zapata.
—¿Entraste en la facultad?
L:—Sí, me inscribí en la licenciatura de Hi-
giene y Seguridad, pero un día me enojé
porque todos eran trabajos en la compu y
sabía que no iba a poder trabajar de eso.
La llamé a mi mamá y le dije: No gastés
más plata, ya me di de baja en la Católica.
Ahí empecé una tecnicatura en Jardinería y
plantas de interiores, en la Escuela de Ca-
pacitación Laboral Cayetano Vallvé, me re-
cibí, me compré una motocarga y
herramientas para trabajar. Hacía jardines
en barrios privados, pero ahora no tengo
tanto tiempo porque tengo otro trabajo.
—¿Dónde trabajas?
L:— En el área de depósito de una em-
presa y estoy practicando en facturación.
Fui auxiliar de topógrafo con mi papá y tra-
bajé en la construcción con un tío. Luego
aprendí a vender cerámicos. Soy especia-
lista en todo lo relacionado con la construc-
ción (risas).
D:— Lucas tiene una memoria prodigiosa.
Parte de sus síntomas tienen que ver con el
trastorno obsesivo compulsivo (TOC), en-
tonces necesita mantener un orden. Por
ejemplo, si le digo que vaya a cortar el
pasto, le tengo que explicar cómo y ense-
ñarle, luego lo hará solo sin problemas.
Por eso es muy bueno para trabajar en
depósitos o lugares donde necesiten
orden.
—¿Tus amigos conocen de tu ACC?
L:— No tengo tantos amigos. Sí un ex-
compañero de la secundaria, que sufrió
mucho. Se le murió una hermana en un
accidente y luego, la mamá, de tristeza.
Me parece que por eso se acercó mucho
a mí, a veces salimos a tomar una ga-
seosa. Salgo con mis hermanos también.
D:— Hay que pasar la adolescencia...
Lucas no ha tenido amigos hasta ahora,
pero nunca se sintió mal por eso, al con-
trario. Si él intentaba adaptarse y no lo
conseguía, hacía cosas solo y si se sentía
en peligro o pensaba que alguien lo iba a
dañar, de inmediato buscaba la ayuda de
un adulto. Ahora comparte más cosas con
sus compañeros de trabajo. En San Juan,
todo está previsto para las discapacidades
severas, que se notan. Sin embargo,
pocas actividades hay para adolescentes
y jóvenes como Lucas, que ya dejaron la
escuela secundaria y no tienen otra activi-
dad social más allá de la que le genera la
familia. Tampoco las carreras que crean
se adaptan para que ellos puedan ejercer
luego de recibirse, porque difícilmente
puedan tener gente a cargo. Eso es algo
en lo que el Estado debe sincerarse.
Lucas y su
mamá Daniela,
ambos un ejem-
plo de voluntad,
gracias a la que
salieron ade-
lante.
Lucas en su tecnicatura en seguridad.
La mente de una persona que nace sin
cuerpo calloso trabaja como si tuviera
dos cerebros, dado que la información
recibida por uno de los hemisferios no
pasa al otro. Con mucha esti-
mulación y sobre todo,
voluntad, Lucas
logró educar su
cerebro y supe-
rar muchas ba-
rreras para ser
hoy un joven
independiente.
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