El Nuevo Diario - page 8

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CON TU VIDA
Escribe:
Juan Carlos Bataller
JORGE ESCOBAR
—Hablame de tu familia... ¿tu
padre era tucumano?
—Accidentalmente nació en
Tucumán. Mi abuelo y mi
abuela venían como inmigrantes
de España, recalaron en Tucu-
mán y después siguieron y
llegaron a San Juan.
—¿Tu madre sí era sanjua-
nina?
—Sí, eran más criollos los abue-
los maternos Gómez. Nacieron
en San Juan todos los hermanos
menos uno, el último nació en
Buenos Aires a raíz del terremoto
del 44 que los dejó sin casa. Ahí
comenzó otro romance de mi abuelo
y mi madre en Buenos Aires, se fue-
ron todos a vivir allá y mi abuelo por
sus vínculos deportivos se relacionó con
San Lorenzo y terminó siendo el gerente
de San Lorenzo de Almagro durante 40
años.
—¿Vos naciste en San Juan?
—Sí. En 1948 mis padres se casan y mi
papá decide traerla a mi madre a San
Juan. Yo nací cuatro años después.
—¿Tu papá ya estaba vinculado con el
concesionario Ford?
—No, la Ford fue en el año 62. Él tenía una
casa de repuestos y mi abuelo era jefe de
taller de la Ford, después se puso su propio
taller. Mi papá aprendió de la mecánica, lo
que era el fierro; aprendimos a oler la grasa y
esto continuó por generaciones. Esa pasión lo
llevó a que después de tener una casa de re-
puestos, con algo de plata que le dio mi
abuelo, puso la casa de motos. Así nació
Frenos Card, una casa de frenos de autos y
eso después lo llevó a ser un
concesionario Dodge. Era una fiesta
cuando mi viejo vendía un Dodge. Hasta
que llegó un momento, como todo llega en
la vida, el concesionario Ford dejó la Ford y
mi padre la tomó. Ahí comenzó la historia
de Ford en San Juan.
—¿Y cómo fue tu niñez?
Normal, como cualquiera, vivía a tres
cuadras de la Escuela Normal San Martin
en la calle General Paz, en una casa alqui-
lada. Me iba caminando con gente amiga a
la vieja Normal San Martin, que hoy es un
museo. Hice la primaria y a partir de ahí la
segunda parte no la pude elegir porque mi
viejo me llevaba a los desfiles y me decía:
“ese es el Liceo, ¿te gusta cómo desfilan?”,
y yo qué iba a saber con 12 años.
—Entraste al Liceo...
—Rendí y entré al Liceo, un lugar que me
formó. Mi niñez fue alegre pero era una
niñez sin responsabilidades. En la escuela
primaria era un alumno más, creería que
era regular. En la secundaria me enseñaron
a estudiar, a ordenarme, era un régimen
duro.
—¿Hiciste amigos en el Liceo?
—La verdad tuve compañeros que hoy son
amigos. Es difícil hacer amistad en un
lugar donde hay competencia. Cuando
te vas a bañar y te falta el jabón, al-
guien te lo sacó de la jabonera y
vos tenías que ir tres o cuatro
armarios más allá y me lavaba
con el jabón que pescaba.
—¿El Liceo te marcaba
con un concepto de res-
peto a la autoridad y al
ejercicio del mando?
—Yo diría que todo el que
sale de un Liceo tiene que
ser líder, pero sí, sabés lo
que es un líder, sí, sabés
lo que es obedecer y
mandar. El tema es que
salís de un régimen tan
apretado que cuando te
dan la libertad tenés que
saber administrarla.
— En aquel tiempo, los
que íbamos a la Escuela
Industrial o a la de Co-
l
Nació en San
Juan el 1 de
septiembre de 1952,
Jorge era hijo de
José Miguel Escobar,
un empresario repre-
sentante de Ford en
San Juan, y de Né-
lida Margot Gómez
El más claro exponente
de una época
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