Viernes 20 de mayo de 2016
Escribe
Eduardo Quattropani*
temas de la justicia
Visiones integrales para el cambio
Entiendo resulta ser un impera-
tivo de la época el tratar de for-
marse y formar operadores y
conductores capaces de tener una
visión del todo, integral e integra-
dora del tema del que se trate.
Lo pongamos en claro, el hecho
de ser un excelente periodista
en modo alguno significa que deba
ser un buen Propietario/Director/Se-
cretario de Redacción de un Diario,
así como el hecho de ser buen
Juez/Fiscal/Defensor/Asesor no
aseguraría ser un buen Ministro de
Corte, etc., etc.
De común, y ello resulta ser un
déficit que se arrastra desde las
Facultades y que se profundiza con
las “Capacitaciones Posteriores”, la
visión con la que se forma a los pro-
fesionales es de corte enciclope-
dista, con visiones parciales y
acotadas de la realidad, con evi-
dente incapacidad para proyectar
cambios o mutar los sistemas y,
hasta en casos, para entender el vi-
gente.
Estoy diciendo que la inmensa
mayoría de los operadores
solo están capacitados y “prepara-
dos” para entender el “mundo de
sus propios despachos”, ello como
una unidad aislada, de tal modo
que hasta llegan a suponer que vi-
cios y virtudes son propios del
mismo, sin intervención de los
demás resortes del sistema.
Desde ese atalaya nada se
puede proyectar con eficiencia
y seriedad, ninguna realidad se
puede mutar, ni la propia, es decir
ni la que está comprendida en la
geografía definida por cuatro pare-
des.
Las visiones encasilladas en
un despacho, las miradas “al-
deanas” que no reconocen la exis-
tencia de otras realidades,
constituyen el motor del reloj del
atraso, de la paralización y la frus-
tración.
Hacen falta innovadores (no in-
ventores necesariamente),
gente a la que el desafío del cam-
bio les produzca adrenalina y no
fastidio, personas deseosas de
dejar su impronta no porque, rei-
tero, plasmasen algo inédito sino
por el simple hecho de haber mu-
tado la realidad, para mejor.
Lo dicho es de plena aplica-
ción para el tema de la Justicia
y la Seguridad, donde está empíri-
camente probado, como ya se dijo,
que haciendo siempre lo mismo se
obtiene –por lo general- el mismo
resultado.
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COLUMNISTAS
algo de alguien
¡No me calienta el frío!
R
ecién comenzaba el día. La
mañana se presentaba con
un lindo sol saliendo despa-
cio, para darle a la pequeña ne-
blina tiempo para subir al cielo,
como si fuera paseando, abusando
de su ligereza. Casi, casi se la
oiría reír a lo lejos mientras se es-
capaba de nuestra vista.
Caminaba tratando de abrigarme el
cuello lo mejor posible porque el
frio parece que es mucho más
lerdo y pesado que la liviana ne-
blina, que ya ni se veía. Porfiado,
el frio parecía asentarse con más
ganas.
Sería hasta que unos buenos rayos
de sol lo calentaran tanto como
para que le dieran ganas de
irse. De esconderse hasta tarde
cuando vendría a quedarse otra
noche de invierno. Después de
todo, está bien que haga eso, para
eso se ha hecho el invierno, sino
¿Cuando va a aparecer el frío ? La
primavera, de entradita no más, lo
comienza a disipar como puede,
con alguno que otro zonda que le
viene a ayudar. A veces, el frío se
toma alguna venganza y, en un
arriesgado empujón, deja alguna
helada tardía, como para decir que
es capaz de llegar lejos. Pero, en
general, es muy discreto porque
suele irse calladito hasta que sin
darnos cuenta, ya no está. No es
como el calor que llega haciendo
ruido con sus flores, perfumes y
colores estridentes.
Pensaba combatir el frío con un
café bien caliente pero, qué quie-
ren que les diga, debo ser poco va-
liente porque eso de “ salir a
combatir “, y tan temprano, no me
atrajo para nada. Debe ser que
soy muy pacifista. Mejor es pensar
eso, que da bastante estatus; y
queda mejor que decir que no me
alcanza para pagar un café, por
valiente que se vea esa
actitud. Además, no quiero empe-
ñarme por un agresivo café que,
para lo único que sirve es para
combatir al no tan mal frío. Con
una mano en el bolsillo y la otra en
el corazón pensaba que, después
s
Vicepresidente Primero del
Consejo Federal de Política Cri-
minal de los Ministerios Públi-
cos de la República Argentina
Escribe
Gustavo Ruckschloss
de todo, no es tan malo pasar un
rato fresquito. Te hace circular toda
la sangre y eso es bueno. Además,
ahora no se usan los sabañones
como antes. O será que eso es de
pobres. Nosotros no tenemos saba-
ñones porque no somos pobres o
porque somos pacifistas o porque
no nos alcanza para el café. Real-
mente no sé cuál es la verdad
de esta situación. Es algo que me
deja frío. ¿ O será que soy un ca-
liente ? Dilemas como éste deben
haber concluido en la teoría de la
relatividad, supongo.