El Nuevo Diario - page 16

Viernes 20 de mayo de 2016
cuenta de que el jefe de la banda se
encontraba alojado en Villa Devoto y
que se trataba de Luciano Sartí.
Esta declaración la repitieron los demás
procesados y coincidían en sus expre-
siones, agregando
que aquel cabecilla
había estado en San Juan y participó
en los robos.
Quien estaba a cargo de ese juzgado
penal era el juez Alejandro Hidalgo, a
quien le cupo la responsabilidad de con-
tinuar las actuaciones. Una y otra vez
los recluidos del Penal de Chimbas re-
petían con detalles la estrecha vincula-
ción de Sartí con los robos de
automotores. No había titubeos y los de-
talles eran más precisos.
Sin embargo, el doctor Hidalgo no se
conformaba con estas declaraciones y
se preguntaba cómo un peligroso ham-
pón internacional se iba a dedicar a
robar autos.
Para establecer la existencia de esos
delitos había que contar con la declara-
ción del legendario francés y para ello
debía pedir su traslado a esta provincia.
Entonces se gestionó un exhorto judi-
cial, el que fue enviado a las autorida-
des de la Policía Federal de Buenos
Aires. Este trámite provocó sorpresa en
el organismo de seguridad en razón que
a Sartí se lo consideraba cerebro de or-
ganizaciones dedicadas al delito mayor.
También causó estupor cuando se supo
que el referido hampón
había pregun-
tado a un guardia dónde quedaba
San Juan.
Al final de varias tramitaciones judicia-
les, el doctor Hidalgo, consigue que se
dé acuerdo en Buenos Aires al pedido
de remisión de Sartí y se fija el día y
hora en que deberá presentarse allí la
comisión para cumplir con esa
misión,
no sin antes hacer conocer
que se trataba de un peligroso delin-
cuente buscado en todo el mundo.
En Buenos Aires se desesperaban
al tener que entregar a modestos poli-
cías tan peligroso delincuente.
Contaba
Alejandro Sánchez
, entonces
encargado de la sección Policiales de
Diario de Cuyo en una nota que publi-
cara El Nuevo Diario hace 18 años que
“en el año 1970 cumplía funciones de
director de la Brigada de Investigacio-
nes el comisario Francisco Coria. Este
funcionario teniendo en cuenta el pedido
del juez, comisionó al oficial sumariante
Pablo Ladino y al cabo Palma para via-
jar a Buenos Aires y trasladar al dete-
nido Luciano Sartí. Los policías
sanjuaninos se constituyeron en la de-
pendencia de Robos y Hurtos de la Poli-
cía Federal e hicieron saber el motivo
de la misión.
Hubo general sorpresa entre las autori-
dades de ese organismo al saber que
únicamente dos hombres llevarían al
detenido a la provincia cuyana.
—¿Qué son ustedes, Superman?
¿Creen que ustedes dos llegarán
vivos a San Juan? ¿Acaso descono-
cen la peligrosidad del preso? No se-
ñores, no les haremos entrega de
Sartí porque no queremos ser res-
ponsables de un posible luctuoso
caso. Así que vuelvan a San Juan y
díganle a sus jefes cuál fue nuestra
decisión”.
Envían refuerzos
Desde la misma dependencia federal,
el oficial Ladino y el cabo Palma se co-
municaron con el comisario Coria y le
informaron sobre el fracaso de la mi-
sión. Frente a esta situación, se resol-
vió enviar otra patrulla, que fue
encabezada por el sargento ayudante
Roberto Pérez y los cabos Waldo Mora-
les y Juan Leopoldo Azcurra, como re-
fuerzo de la primera comisión.
Nuevamente se realiza una reunión en
la Policía Federal en Buenos Aires y
esta vez se resuelve que el peligroso
delincuente fuera conducido a San
Juan. El viaje fue programado utili-
zando como medio el tren El Cuyano,
que salía a las 16 de la estación Retiro
para arribar a San Juan a las 9.30 del
día siguiente.
Desde el referido penal, Luciano Sartí
se ubicó en un patrullero. Vestía un cos-
toso traje gris, zapatos bien lustrados y
en su cuello una chalina de vicuña.
Este
vehículo se desplazaba por calles
aledañas a las de la Capital, presidido
por dos motociclistas armados con
ametralladoras, seguido por otro pa-
trullero y por último una moto.
Haciendo sonar sirenas, esta especta-
cular caravana llegó a Retiro cuando era
la hora de partir el tren.
Los policías sanjuaninos y el detenido
corrían por el costado del andén debido
a que el convoy estaba en movimiento,
mientras el cabo Palma hacía desespe-
rados gestos para que apuraran la mar-
cha. Como expresión de despedida, un
policía porteño les gritó:
“Que Dios los
proteja”.
Policías y detenido se ubicaron en dos
asientos. Este último disimulaba las es-
posas en sus muñecas con la chalina.
El tren El Cuyano arribó a la estación
local con 15 minutos de retraso. En el
andén solamente se encontraban espe-
rando el periodista Alejandro Sánchez,
el fotógrafo y el chofer de la movili-
dad.
Ni un policía a la vista.
Sartí,
mientras recorría con su mirada el exte-
rior de la estación, reía casi a carcaja-
das, en tanto decía:
—No se alarmen muchachos que
nada va a ocurrir, tomemos un taxi.
De esta manera los miembros de la co-
misión y el detenido llegaron a la Central
de Policía, donde informaron
“misión
cumplida sin novedad”.
El día que Sartí se
fugó tranquilamente
de San Juan
Uno de los calabozos de la Brigada de
Investigaciones sirvió de alojamiento
para Luciano Sartí, en tanto se sustan-
ciaba la causa en el Primer Juzgado
Penal por el delito de robo.
El preso tenía vigilancia permanente y
mientras transcurrían los días, aquel al-
morzaba y cenaba con comida distinta
que todos los días le traían de varios co-
medores.
Tampoco le faltaban los cigarros impor-
tados aunque fumaba muy poco. Perió-
dicamente lo examinaba el médico
legista y en una oportunidad tuvo que
recurrir al hospital Rawson para ser exa-
minado en la zona inguinal, pues anun-
ció que antes de ingresar al penal de
Devoto, la policía lo torturó con picana
eléctrica.
El personal de la Central de Policía se
sintió más aliviado tras tener noticias de
que el juez Arturo Lerga que asumió
como titular, había dispuesto trasladar al
reo hasta la Alcaidía de Chimbas. Este
procedimiento se cumplió luego de 15
días de ser conducido a San Juan.
Durante los días y meses que estuvo re-
cluido en aquel establecimiento, el nar-
cotraficante internacional demostró una
excelente conducta. Se distinguía entre
los demás internos por la ropa que
usaba. Era pulcro y ordenado y su celda
era ejemplo de constancia y dedicación.
Además, tanto el personal carcelario
como la población penal lo respetaban.
De dicho instituto un día a la semana
era trasladado hasta un consultorio ubi-
cado en avenida Alem, cerca de Cór-
doba, para ser sometido a un examen
médico. Como siempre, lo acompaña-
ban custodios y en aquel lugar lo espe-
raba su compañera Liliana.
También esporádicamente lo conducían
hasta el juzgado para prestar declara-
ciones sobre su causa
caratulada
“Robo de automotores y
falsificación de documento público”.
Sin duda hubo
cómplices en la fuga
de Lucien Sartí
Para que Lucien Sartí se fugara de San
Juan, tal como “estaba anunciado”, de-
bieron darse muchas circunstancias.
Para algunos se trató de un “opera-
tivo” en el que la bella Liliana fue el
correo que trajo un bolso repleto de
dólares, un abogado que aseguran
respondía a las iniciales C.E. fue el
intermediario, algún magistrado hizo
la vista gorda y hasta un ex comisa-
rio actuó de chofer y un famoso pi-
loto condujo el avión que lo sacó de
s
Viene de página anterior
nota de tapa
16
1960
La mafia corsa integrada por mercenarios y delin-
cuentes hace su centro en Marsella.
1963
Asesinato de Kennedy. Se dice que hubo un
acuerdo entre la mafia y organismos de los EEUU.
1965
Perseguidos por la justicia francesa, los corsos se
radican en la Argentina.
1965/68
Se producen grandes embarcos de droga
a los EEUU
1968
Es detenido Sartí.
1970
Cuando estaba por ser extraditado a Francia se lo
vincula con un robo de autos en San Juan.
1972
En el mes de diciembre Sartí se fuga del Penal de
Chimbas
1973
En el mes de abril el hampón francés es asesinado
por la policía en México.
Fechas y casualidades
EL PRESO MÁS
El juez Arturo Lerga dispuso trasladar a Sartí al Penal
de Chimbas, luego de 15 dias de llegar a San Juan.
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