L
a noticia llegó este lunes. Y no
por esperada, dolió menos:
había muerto Francisco Bustelo
Graffigna. Más concretamente:
murió
el Kito.
No se por qué a veces escribo
Kito y otras Quito. Se lo pregunté a
Juan Bustelo, su hijo, y él me dijo que
también lo escribía indistintamente.
Lo confieso: son esas muertes que
duelen. En poco tiempo se han ido
otros referentes de una época de la
vida de San Juan, como Hebe Al-
meyda de Gargiulo, el Gringo De Lara
y Ursula Bremer de Ossa.
Dema-
siado.
s s s
Tengo algo en claro. Quito no era que-
rido por todos. Es más, entre los que
lo queríamos, no lo queríamos todo el
tiempo. Pero para entender lo que fue
Bustelo y por qué la repercusión de su
partida, debo recorrer otros senderos.
Cuando hace un par de años Kito de-
cidió dejar el micrófono, escribí que
la
vida hay que buscarla en la me-
moria.
Y hay que buscarla integralmente, con
los cinco sentidos.
Decía que no es fácil internarse en los
vericuetos de la memoria.
Seguramente nos encontraremos con
una señora que se llama
melancolía
.
Y también con su hermana, la
nostal-
gia.
Ellas guardan secretos de nuestro
ser.
Ellas saben por qué somos como
somos.
La
memoria guarda más imágenes
de las que sospechamos.
Todos los sentidos guardan recuerdos
en la memoria.
En mi memoria, por ejemplo
, hay mu-
chas voces.
Mi infancia y mi primera juventud,
como la de todos los “muchachos”
de mi generación, no conoció ni la
televisión ni las transmisiones sate-
litales ni internet ni los teléfonos
celulares.
La radio, en aquellos años
, era
nuestra ventana a la vida.
Las noticias, la música, la compañía,
estaban ligadas a ese aparatito que
mágicamente nos traía voces.
Y esas voces quedaron para siempre
ligadas a nuestras vidas.
s s s
A diferencia de los personajes de hoy,
que nos llegan de afuera, San Juan ge-
neraba sus propios acontecimientos.
Los días de carnaval, con sus ca-
ravanas, sus chayas, sus bailes
-¿Cual es el motivo de tu viaje?
-Venimos a cubrir la vuelta de Italia,
de ciclismo.
-¿Les interesa esta carrera?
-Sí, porque corre un sanjuanino?
-¿Acaso puede ganar?
-No, no tiene ninguna posibilidad.
Pero es un sanjuanino.
s s s
Aquella radio, que uno podía escu-
char en todo el territorio provincial
pero también en Córdoba, en Men-
doza o en La Rioja, estuvo en los Es-
tados Unidos cuando el hombre llegó
a la luna, en Portugal por un mundial
de hockey o en el Vaticano por la
asunción de un Papa.
Aquellas voces que hoy forman parte
de mis recuerdos, seguramente influ-
yeron más de lo que yo creo en mi
pasión por este oficio de periodista.
San Juan se estaba reconstru-
yendo luego de la gran tragedia.
Y eran otros tiempos. Años en los
que todos sabíamos que para co-
sechar es necesario sembrar pre-
viamente.
s s s
Hoy, ya en los años del regreso, me
pregunto por qué se dan algunos fe-
nómenos.
Hoy, cuando aquella radio nada tiene
que ver con lo que se escucha en
estos días, cuando algunas de aque-
llas voces queridas partieron para
siempre, otras enmudecieron y algu-
nas demostraron que podían hacer la
mejor emisora del país desde otras
tierras, me pregunto por qué una pro-
vincia como San Juan llegó a tener
una radio de tal magnitud.
Algo tengo absolutamente claro:
atrás de cada fenómeno de magni-
tud,
siempre está el ser humano.
Aquella radio
no fue grande por
sus dueños ni por sus equipos ni
porque San Juan fuera algo espe-
cial.
Fue grande porque coincidieron
muchas voces con hambre de tras-
cendencia, con pasión por lo que
hacían, con amor por el contacto
diario con miles y miles de anóni-
mos destinatarios. Pero además,
porque al frente de ese grupo había
un hombre:
Kito Bustelo.
s s s
Cuando hace un par de años Quito
dejó el micrófono, para mucha
gente seguramente fue un simple
dato de la realidad.
Pero de todas, fue la noticia que
más me impactó.
Era la confirmación del final de una
época para la radio sanjuanina.
La vida, a veces, es impiadosa. Y
debe haber hecho falta mucha
agua para ir apagando tanta pa-
sión.
Discutido, querido, contradictorio,
ecuánime o sectario, agresivo o
tierno
. Todo lo fue.
Pero por sobre
todas las cosas, fue un grande.
Fue
el sanjuanino que hizo la mejor
radio del interior del país.
Un espejo donde deberían mirarse
las nuevas generaciones, tan ape-
gadas a los límites que imponen los
poderosos, a los horarios, a los
anunciantes, a los fines de semana
libres, a los libros de estilo, a la in-
Eduardo Guido Cialela, de Lucho
Román, del aparcero Dario Bence,
de Guido Iribarren, de Alberto Valle-
jos y su pandilla.
s s s
Pero además están los recuerdos ya
de adulto, como periodista profesio-
nal, que también guarda mi cajita.
Por ejemplo, las primera elecciones
en la España post franquista donde
estábamos los representantes de los
grandes medios de Buenos Aires y
también con su grabador, un hombre
de una radio sanjuanina, Lucho
Román.
O una tarde en mi casa de Roma,
luego de un almuerzo con Rony Var-
gas que acababa de llegar a Italia.
Viernes 28 de julio de 2017
COLUMNISTAS
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@JuanCBataller
Juan Carlos Bataller
Por
Juan Carlos
Bataller
multitudinarios, tenían un acento ab-
solutamente sanjuanino.
Nuestros ídolos deportivos no
eran los jugadores del Barcelona
o el golfista Tiger Woods sino que se
llamaban Victor Echegaray, Vicente
Chancay, Payo Matasevach, Raúl
Venerdini, Elio Ripoll, Guillermo Rio-
frío, Polo Benegas, Catalini, Marti-
nazzo, Santos Alvarez,
El fútbol local llenaba las can-
chas, las fiestas populares te-
nían como protagonistas a miles de
sanjuaninos, los carruajes diseñados
por Rufino Palomas y los muñecos
de Desgens, asombraban a chicos y
grandes; y la San Juan-Coquimbo-
San Juan, y los circuitos callejeros,
generaban un automovilismo “made
in San Juan” que posibilitaba la apari-
ción de figuras nacionales como el
Colorado Zunino o Cascote Juarez.
Y descubrimos la belleza de las
voces sanjuaninas con Minguez-
Barboza, los flacos De la Torre o Los
Manantiales…
En ese ámbito pasó mi juventud, con
acento sanjuanino.
Eran los días en los que un jingle nos
decía “
Belén, urgente Belén…”
. Y
todos sabíamos que llegaban las na-
vidades.
s s s
Pero la existencia de aquel San Juan
bien sanjuanino
no fue obra de la
casualidad.
Independientemente de que San
Juan fuera gobernado por aburridos
militares o apasionados políticos,
San Juan tenía como referencia a la
radio.
Y vuelvo a mi cajita de recuerdos.
Una cajita, que entre otras cosas,
guarda voces.
Allí están las voces jóvenes de Rony
Vargas, de Mario Pareyra, de Hugo
Rodriguez, de Néstor Paez, de
Y un dÍa se
fue el Quito
vasión infame de chimenteros, “me-
diaticos” y muestracolas.
s s s
Seamos realistas. Era difícil el
Kito. Más de una vez discutimos,
nos peleamos y nos amigamos.
Y quizás por eso cuando pre-
sentó su libro me pidió que es-
cribiera el prólogo. Y también
por eso, cada sábado en la
tarde me llamaba por teléfono
para comentarme El Nuevo Dia-
rio y decirme qué le gustó y que
no.
s s s
Bueno. Llego al final de estas líneas
y no escribí sobre el Kito periodista,
el Kito empresario, el Kito dos
veces presidente del Banco San
Juan, el Kito miembro de una fami-
lia prominente de San Juan, ligada
a la etapa más gloriosa de la vitivi-
nicultura sanjuanina.
Es raro. No tendría mucho para
decir de esos temas. Están más li-
gados a Francisco Bustelo Graf-
figna.
s s s
La historia dirá que este lunes
murió el Kito.
El hombre que con-
dujo una radio que fue la más im-
portante del interior del país.
s
s
s
s
13
El entonces vice-
gobernador
Rubén Uñac, en-
tregó el Diploma
de Honor y copia
de la ley por la
que fue declarado
“Personalidad
Destacada de la
Provincia de San
Juan” el perio-
dista Francisco
Bustelo
Graffigna.
Francisco Bustelo en
su lugarde siempre: el
local de Radio Colón
en la calle Mendoza.
La foto
muestra el
momento en
el que Bus-
telo presentó
su libro Una
voz de San
Juan.