Viernes 28 de julio de 2017
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COLUMNISTAS
salud
Hashimoto
H
ola. Mi nombre es Hashi-
moto.
Soy una enfermedad de
autoinmunidad invisible que ataca
tu glándula de tiroides, causando
Hipotiroidismo.
Ahora yo estoy enlazado a ti de por
vida. Si tienes “Hipotiroidismo”,
entonces probablemente me tienes
a mí también. Pues yo soy la causa
número uno en Estados Unidos y
en otros lugares del mundo.
Soy muy escurridizo... No siempre
aparece cuando te analizas la san-
gre.
Las personas a tu alrededor no
pueden verme ni oírme, pero tu
cuerpo sí me siente.
Te puedo atacar donde sea y de la
manera que me plazca.
Te puedo causar dolor severo o, si
estoy de buenas, puedo hacer que
te duela todo en general.
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¿Recuerdas cuando tenías mucha
energía y te divertías mucho?
Bueno, me llevé tu energía, y te
dejé exhausta/o. Trata de divertirte
ahora...
Puedo quitarte un buen rato de
sueño y en vez de eso, me llevaré
tu memoria de momento y te daré
muy poca concentración
Te puedo hacer querer dormir o te
puedo causar insomnio.
Te puedo hacer temblar interna-
mente o hacerte sentir frio o calor
cuando para todos los demás la
temperatura es normal.
Puedo hacer que se te inflamen los
pies o manos, hincharse tu cara y
párpados, inflamación en donde
quiera.
Te puedo hacer sentir muy an-
siosa/o con ataques de pánico o
muy depresiva/o. También soy res-
ponsable por otros problemas men-
tales que puedes llegar a sufrir.
¿Conoces los cambios de humor
repentinos? Si, ese
soy yo también. ¿Llorar sin razón?
¿Molesta sin razón? Probable-
mente soy yo también.
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Puedo hacer que se te caiga el
pelo, se vuelva seco y frágil, causar
acné, causar piel seca, no tengo lí-
mites ni fronteras.
Puedo hacerte ganar mucho peso
y sin importar qué comas o cuánto
te ejercites, no lo perderás. Tam-
bién puedo hacer que pierdas
mucho peso.
Yo no discrimino.
A veces otras enfermedades de
autoinmunidad amigas me acom-
pañan, dándote aún más para que
te quejes.
Si tienes algo planeado, o te des-
piertas creyendo que vas a tener
un lindo día, te puedo hacer que te
arrepientas. Tú no me pediste. Yo
te escogí por varias razones:
Esos virus que tal vez cogiste y
nunca te llegaste a curar completa-
mente, o ese accidente de carro
que tuviste, o tal vez fueron los
años de abuso y traumas (me de-
sarrollo en el estrés.)
Tal vez estoy en tu historial fami-
liar. Cualquiera que sea la causa,
llegué para quedarme.
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¿Escuché que ibas a un doctor
para acabar conmigo? Eso me
hace reír. Solo inténtalo. Tendrás
que ir a muchos, muchos doctores
hasta que encuentres a uno que
pueda ayudarte efectivamente.
s
Te van a poner en todo tipo de mal
medicaciones, pastillas para dolo-
res, pastillas para dormir, pastillas
para que tengas energía, te dirán
que padeces de ansiedad o depre-
sión, y te darán pastillas para eso
también.
Hay muchas maneras para hacerte
sentir enferma y miserable, la lista
es infinita - colesterol alto, proble-
mas de riñones, problemas de pre-
sión arterial, problemas de azúcar,
problemas del corazón, entre mu-
chos otros probablemente soy yo
también.
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¿No puedes embarazarte o sufres
de abortos espontáneos?
Probablemente sea yo también.
¿Faltas de aire? Yo.
¿Enzimas hepáticas elevadas? Yo.
¿Problemas dentales o de encías?
Yo también. Les dije que la lista no
se acababa.
Te pueden decir que si duermes
bien y te ejercitas me iré...
Te dirán que pienses positivo, te
molestarán, te malentenderán, y
más que nada
, no te tomaran en
serio cuando le trates de explicar a
los miles de doctores que tendrás
que ver, qué tan debilitante soy y
cuán enferma y cansada te sien-
tes. Tienes muchas probabilidades
de que todos los doctores concuer-
den en lo mismo: necesitas un psi-
quiatra.
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Tu familia y tus amigos se cansa-
ran de oír una y otra vez lo mal que
te hago sentir.
Algunos te dirán: “Estás teniendo
un mal día” o “bueno, no te puedes
sentir como si tuvieses 15” sin si-
quiera imaginarse de lo mal que te
hago sentir.
Ellos hasta te dirán “Pero párate,
muévete, pon de tu parte y veras
que te mejoraras” Ninguno enten-
derá que te quito toda la
energía que hace que tu cuerpo y
tu mente te permita hacer estas
cosas, a veces ni tu entenderás, y
te sentirás aún peor.
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Algunos hablarán a tus espaldas y
te llamarán hipocondriaca/o, mien-
tras que tú lentamente sientes que
pierdes tu dignidad haciendo que
todos entiendan,
especialmente si estás en una con-
versación con alguien normal, y ni
siquiera recuerdas qué ibas a de-
cirle. Te dirán cosas como, “Oh, mi
abuela tiene eso y está de lo mejor
con su medicamento” cuando de-
sesperadamente le trates de expli-
car que no les doy los mismos
síntomas a todos. Y solo porque al-
guien tome el medicamento que le
acomoda ni significa que te va a
acomodar a ti también o que te
estén dando el correcto.
Ellos no entenderán que esta en-
fermedad ataca tu cuerpo desde la
punta del pelo hasta la punta del
pie, y que cada célula y órgano de
tu cuerpo requiere la cantidad ade-
cuada de hormona de tiroides que
yo ataco. A algunas es más otras
es menos.
El único lugar que te vas a sentir
bien y comprendida/o es rodeada
de personas que me tienen tam-
bién y lidian conmigo a diario.
Ellos son los únicos que real-
mente te entienden.
Un aporte de
Ana María “Payi” Beltrán de Varea
Especialista en Psiconeu-
roinmunoendocrinología
El médico Hakaru
Hashimoto (1881-
1934) realizó la pri-
mera descripción
de la enfermedad
en 1912
Hola a todos. Comparto el envío de una paciente muy especial. Habla de hipotiroidismo, enfermedad
de Hashimoto: Una carta para pacientes, familiares y amigos.