pueden marcar las pautas en lo que ha fa-
llado y en base a la cantidad de reinciden-
cias.
—¿Qué puntos habría que revisar?
— El horario de cierre de venta (a las
23hs.), por ejemplo. Yo lo liberaría, por-
que el argumento de la ley era recuperar
los hijos en buen estado para el asado del
mediodía del domingo. Los padres hacen
el asado sin los hijos y los hijos, hayan
bebido o no, están agotados y no compar-
ten el almuerzo con sus padres. O sea el
efecto que se buscó, no se puede cumplir.
Por otra parte, se perdió el viejo concepto
del cantinero que decía: “No te vendo
más alcohol porque estás embriagado”.
Eso tampoco está. A los mozos, a los que
expenden alcohol, no les importa. Ade-
más, nadie quiere beber alcohol con nor-
malidad, quieren los excesos y eso a los
que venden, les viene muy bien. No hay
una ética del expendio del alcohol, que sí
existía antes.
Yo liberaría (el horario
de cierre de venta de
alcohol), porque el
argumento de la ley era
recuperar los hijos en
buen estado para el
asado del mediodía del
domingo… y no se
puede cumplir.
—¿Por qué considera que se perdió
esa ética?
—Se perdió por la venalidad del negocio.
Los patovicas tampoco controlan que los jó-
venes no ingresen alcoholizados al boliche,
sólo les interesa que paguen la entrada. A lo
sumo, cuando los detectan embriagados,
los sacan a la calle. Y luego vienen con la
historia de que llaman a un remís para que
los lleven. Eso es bastante increíble, salvo
cuando están temiendo que se les vayan a
morir dentro del local, porque en reali-
dad, ellos debieron dejar de
Viernes 12 de febrero de 2016
10
ENRIQUE MATTAR, JUEZ DE FALTAS
Una nota de
Betty Puga
“La ley seca no
dio resultados”
E
n el año 2001 fue sancionada
en San Juan la ley 7196, de
Regulación de Espectáculos
Nocturnos y llamada popularmente
“ley seca”, cuyo objetivo principal
era
“el resguardo y protección
de la vida humana en relación a
los riesgos vinculados con el
alcohol y toda otra substancia
psicoactiva, en la diversión y
el esparcimiento diurno y noc-
turno”
. A 15 años de la sanción
de esta norma, la realidad indica
que los adolescentes ingresan a
los boliches sin ningún tipo de
control y una vez dentro, consumen
alcohol; y también que el personal
que debe garantizar la seguridad del
lugar, muchas veces hace “la vista
gorda” a estas situaciones que se repi-
ten cada fin de semana.
Paralelamente a esto, es muy común
entre los adolescentes y jóvenes organi-
zar las “previas” o los “after hours” de ma-
nera privada, anónima y la mayor parte de
las veces, clandestina. Por un lado, las
previas pueden realizarse en una casa, la
calle o una estación de servicio y son la
antesala para beber antes de ir a un boli-
che. En el caso de los after, suelen reali-
zarse en algunos lugares destinados a
ese fin, casas de fin de semana o también
la calle, luego de que los boliches cierran.
El objetivo de este último es “alargar” la
noche y seguir bebiendo. Para cualquiera
de los encuentros, la compra de alcohol
no les insume ningún problema a los me-
nores de 18 años, ya que difícilmente en
algún comercio les exijan el documento
de identidad.
l l l
Pero además están las fiestas privadas,
realizadas en general sin autorización
previa de los organismos competentes, y
donde el alcohol circula a precios más ac-
cesibles que en un boliche. A pesar de la
intensificación de los controles, la provin-
cia ha sido testigo en estos años de la
cantidad muertos en accidentes de trán-
sito por conducir en estado de ebriedad,
pero también de jóvenes heridos de gra-
vedad o asesinados por disparos o con
armas blancas, debido también al exce-
sivo consumo de alcohol.
l l l
Para analizar esta situación, El Nuevo
Diario entrevistó al juez de Faltas Enrique
Mattar, quien opina que la ley “no dio re-
sultados” y aclara los puntos más conflicti-
vos de la norma en cuestión.
—A 15 años de la sanción, ¿la ley seca
funcionó en San Juan?
—Creo que hay que revisar la ley de es-
pectáculos nocturnos, que de ningún
modo es una prohibición absoluta de ex-
pender alcohol. Esta no fue una ley
seca, que por otra parte no funcionó en
muchos lugares del mundo en todo
sentido. Hay que revisar muchos
puntos de la ley, habida cuenta
que no dio resultados. Los di-
putados deberían haberla
revisado no los jueces
de Falta, que sólo
“
”
A 15 años de la sanción de la Ley 7196, la reali-
dad demuestra que poco sirvió para prevenir la
venta y el consumo de alcohol en adolescentes,
así como su ingreso y permanencia en fiestas y
lugares nocturnos. Mattar s stiene que los legis-
ladores debieran haber revisado la ley en estos
años y opina que modificar la norma, no cam-
biará necesariamente la realidad.