El Nuevo Diario - page 20

Viernes 12 de febrero de 2016
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P
ero pocos saben que Enrique,
cuyo nombre original es Joseph
Henri, en realidad es francés, un
hombre con una gran historia, que no
deja de asombrar a sus hijos y nietos, la
mayoría radicados hoy en San Juan,
gracias a la decisión que tomó, hace
muchos años. Uno de sus hijos es el
músico Marcos Ordan, conocido por
haber sido una de las voces de Mamá
Perfecta, que hoy canta como Mamá
Ordan.
El amor en
tiempos de guerra
T
odo comenzó en el Líbano,
donde vivía la madre de Enrique,
Josefina Rached, a principio de
los años cuarenta. Era una mujer atípica
para esa época, de carácter y con gran
capacidad de decisión. Su familia tenía
un hotel, “Ojo de Luis” era el nombre del
alojamiento en español. Había sido edi-
ficado en medio de un bosque de pinos,
en un verdadero paraíso.
l l l
Cuando empezó la Segunda Guerra
Mundial el Líbano estaba bajo el domi-
nio del gobierno de Francia. En esos
agitados años, Josefina se había puesto
de novia con un inglés, pero eso fue
hasta que llegó un grupo de marines
franceses, entre los que estaba Jean
Claude Ordan.
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Jean formaba parte de la marina de
Francia. En plena guerra mundial, ellos
se enamoraron y se casaron. El francés
tenía que regresar al barco en el que
había llegado a Oriente, pero por el ca-
samiento le dieron una licencia de dos
días. Gracias a eso se salvó de lo peor.
Sus compañeros decidieron zarpar
antes de lo previsto desde Beirut y a las
25 millas la embarcación fue hundida
por un submarino alemán.
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Fruto de la unión de Jean Claude y Jo-
sefina, nació, en 1942, Joseph Henri.
Por ser hijo de un francés, y porque
justo en ese momento el Líbano estaba
bajo el gobierno de Francia, el niño fue
inscripto con esa nacionalidad. Las
aventuras de Henri, en español Enrique,
comenzaron siendo él muy pequeño,
cuando sus padres decidieron instalarse
en Francia.
FAMILIAS SANJUANINAS
Notas preparadas por FUNDACION BATALLER
Usted puede encontrarlos en
y
LOS ORDAN
Entre Oriente
y Occidente
L
as cosas no resultaron como
esperaban. Jean y Josefina se
separaron y ella, que más que
guiarse por lo que dijeran, seguía su
corazón, decidió regresar al Líbano.
Allí vivieron hasta 1951, cuando ella
decidió viajar a Argentina, sola con el
niño. La había entusiasmado una her-
mana, que ya estaba instalada en
Santiago del Estero y tenía un buen
pasar económico. Ella podría haberse
quedado en el Líbano, tranquila y vi-
viendo del hotel familiar, pero una vez
más se embarcó. Madre e hijo se
instalaron en Santiago, para ese en-
tonces habían perdido contacto con
Jean Claude y un tiempo después lo
perderían con la familia libanesa.
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El lugar resultó ser muy distinto a lo
que ella había imaginado. Un poco
decepcionada, decidió mudarse a la
provincia de Buenos Aires: Los dos
vivieron en Mar del Plata y también
en Capital Federal. El dinero con el
que habían llegado comenzó a ago-
tarse y Enrique, con doce años, em-
pezó a trabajar para ayudar a esa
pequeña familia. Su primer trabajo
fue en una cafetería. Él se encargaba
de los delivery y todavía recuerda el
cariño con el que lo recibían en las
casas cada vez que llevaba los pedi-
dos. En Buenos Aires se encontraron
con una prima hermana de la abuela
materna de Enrique, María de
Amado. Fue gracias a esa mujer que
llegaron hasta San Juan.
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Acá vivieron en Santa Lucía. Enrique
fue chocolatinero en los cines de esa
época, trabajó en una casa de re-
puestos de autos y tuvo su propio ta-
ller para fabricar juntas de tapas de
cilindros. Cuando parecía que por fin
le tocaba quedarse tranquilo en un
lugar, a mediados de los setenta reci-
bió una carta en la que lo llamaban a
hacer el servicio militar en Francia.
En un primer momento trató de pasar
por alto eso y al tiempo decidió ir al
consulado de en Rosario. Quería ha-
cerse el pasaporte, viajar a ese país y
ver si conseguía algún trabajo.
El reencuentro
P
ero Francia tenía preparado
algo muy distinto para él.
Como había recibido una
carta para hacer el servicio, apenas
llegó a Paris, lo llevaron a un campo
militar. Su papá, que en esa época
estaba trabajando como brigadier de
la Policía, se enteró de que estaba
allí. Para su fortuna, Enrique logró
que un dentista le hiciera un certifi-
cado por el cual lo derivaron a un
Joseph Henri Ordan,
Enrique, junto a su
madre, Josefina Rached.
Las aventuras del franco libanés
que eligió San Juan como su hogar
En esta fotografía, en el medio, está Enrique Ordan y a su izquierda está su papá.
Desde niño, Enrique Ordan
se acostumbró a que en Ar-
gentina le dijeran “turco”, se-
guramente por sus rasgos
árabes y porque ingresó al
país con pasaporte libanés.
A San Juan llegó con quince
años, después de vivir en
Santiago del Estero, Mar del
Plata y Capital Federal.
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