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Viernes 5 de agosto de 2016
esto no me alejó de mi creencia religiosa,
pero sí me condicionó a la hora de creer
en la iglesia como institución.
—¿Pudiste hablar con algún otro sa-
cerdote de esto?
—Sí, hoy confesarme no es una decisión,
pero si lo pude hablar y me sentí conte-
nida. Creo que la Iglesia de San Juan
debe tener los archivos sobre estos abu-
sos, pero la sociedad en general no lo
sabía y si lo sabía era de rumores y esos
rumores eran negados. Si yo lo negué
tantos años siendo víctima cómo no lo va
a negar el resto de las personas. Si la
Iglesia no lo hubiera ocultado, no habría
más víctimas.
saber, de contar”. “Ya está, pasó 20 años”.
“¿Y por qué ahora?” Para mí ha sido difícil
encontrarme con esas respuestas, porque
me hicieron volver al lugar del silencio.
Mejor no hablo porque no me sentí escu-
chada... Gracias a Dios tuve buenos tera-
peutas que me ayudaron a sanar, pero es
feo cómo la gente reacciona frente a
estos temas, a mí me daba mucha bronca
que no tuvieran ni siquiera empatía. Y
tiene que ver con lo que genera el abuso
en todo el mundo: lo callemos, lo tape-
mos, lo silenciemos. Por eso mi necesi-
dad de contarlo, hay una causa, se
comenzarán a tomar todas las medidas
en la justicia. Eso tendrá un efecto repara-
dor en mí, creo que la vía más segura.
Pero como sé que también existen otras
víctimas, es también una manera de decir:
No se callen.
—¿Cómo imaginás tu vida a partir de
ahora?
—Siento que a la par de ponerlo en pala-
bras, haré la denuncia correspondiente.
Sé que los delitos de abuso no prescri-
ben. Creo que tengo todo el derecho de
que la justicia me ampare y se le haga un
proceso. Hoy, desde mi madurez hoy
siento que ya no estoy tan afectada, pero
me ha costado montón, mucho mucho.
Un hecho así te parte el criterio de reali-
dad. Cómo puede ser que una persona en
la que uno deposita una creencia. Ojo,
“
”
Yo les conté a mis
amigas en ese
momento y me
dijeron que era una
mentirosa y que
me iba a ir al infierno
por eso
Quién es Mario
Napoleón Sasso
E
ntró en el seminario de Santa
Fe a los 19 años y ordenado sa-
cerdote a los 28 años, volvió a
San Juan. Según el propio cura contó a
las peritos oficiales Adela Ahuad y Mar-
garita Olavarría, que actuaron en el jui-
cio que se sustanció en su contra en el
2007 en Buenos Aires, en algún mo-
mento pensó en renunciar al sacerdo-
cio “porque tenía conductas y
pensamientos no compatibles con su
condición”.
Relató que humillaba a los feligreses y
que tenía ideas sexuales y conductas
auto eróticas incontrolables. En ese
momento fue cuando monseñor Ítalo
Severino Distéfano ordenó su interna-
ción en Domus Mariae, donde perma-
neció durante tres años.
“Nunca se supo si en San Juan
había desarrollado el mismo accio-
nar delictivo que más tarde desarro-
lló en Pilar y, teniendo en cuenta el
entramado de protección de la curia
–especialmente en el interior—, posi-
blemente jamás se sepa”
, expresa
Mauro Szeta en su libro “Secretos sa-
grados. La verdad detrás de los casos
de abuso sexual en la Iglesia” (Aguilar).
Los peritos diagnosticaron que el cura
era pedófilo y que comprendía clara-
mente sus acciones. En 2003, Sasso
se había convertido en un abusador
serial. Cinco niñas de entre 11 y 14 ha-
bían sido sus víctimas, sin contar los
abusos que pudo cometer en San Juan
y de los ahora se pudo obtener el testi-
monio de A.
Sasso fue condenado en el 2007 por el
Tribunal Oral Criminal Nº 1 de San Isi-
dro (Bs.As.), a 17 años de prisión por
haber abusado sexualmente de cinco
niñas, entre 2002 y 2003, cuando era
párroco de la capilla San Manuel en el
barrio La Lonja, de Pilar. En 2012
quedó libre.
ocultado, no habría más víctimas”
