Viernes 23 de septiembre de 2016
TuCunuCo
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S
ólo dos familias, de las dieciséis
originales que habitaron la colo-
nia agrícola Tucunuco, queda-
ron en San Juan. El proyecto colectivo
emprendido en 1975 con el apoyo del
gobierno de Eloy Camus fue comba-
tido y desmantelado por el proceso mi-
litar, porque lo consideraba
“subversivo”. Uno de los sobrevivien-
tes de aquella experiencia es Osvaldo
Zanni, un conocido empresario dueño
de una fábrica de amoblamientos.
Zanni relata cómo fue todo y las penu-
rias que debió pasar luego de venir a
San Juan con su mujer y sus hijos,
cuando muchos le dieron la espalda
porque seguían creyendo que era un
guerrillero.
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Cierta tarde de 1974, Osvaldo Zanni
escuchó la voz de Julio Lagos cuando
leía una carta, invitando a participar de
un grupo comunitario que colonizaría
el desierto de San Juan, con el apoyo
del gobierno de la provincia. No lo
pensó dos veces y salió corriendo a
decirle a Leonor, su esposa, que se
irían a San Juan. Hacía tiempo que
Leonor Carballo y Osvaldo Zanni esta-
ban pensando en un cambio radical en
sus vidas. Tenían de qué vivir pero
sentían que cada vez trabajaban más
para seguir viviendo igual.
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Leonor Carballo y Osvaldo Zanni vi-
vían en Martínez de Hoz (una locali-
dad ubicada al noroeste de Buenos
Aires, cercana a Pehuajó), en una
fracción de 106 hectáreas de campo.
Leonor las había heredado de Salva-
dor Busso, el empleador de su padre
que, al no tener descendencia, nom-
bró herederos a los hijos de su mejor
amigo y empleado.
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Cuando se casaron, Osvaldo Zanni
compró un camión de transportes ge-
nerales que luego transformó en trans-
porte de ganado en pie. Al recibir el
campo, con su mujer decidieron explo-
tarlo.
Después de algún tiempo se dedica-
ron a la explotación lechera, para lo
que aplicaron nuevas técnicas de que
llegaron a ser modelos experimentales
apoyados por el INTA.
Poco a poco el matrimonio fue to-
mando conciencia de su techo. Mien-
tras los niveles de producción
aumentaban y recibían aplausos por
su labor, los costos de producción tam-
bién se elevaban por lo que el creci-
miento se hacía cada vez más difícil.
Para ese entonces Osvaldo había in-
cursionado en la política, específica-
mente en el gremialismo rural, y llegó
a tener una banca en la comisión de
política concertada para el agro, du-
rante el gobierno de Juan Domingo
Perón.
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Todas estas experiencias lo fueron lle-
vando a la convicción de que si quería
progresar debía hacerlo en grupo y lle-
gar a cubrir todos los aspectos de la
cadena de producción. La invitación
para formar parte de una colonia en
San Juan sonó muy atractiva y por eso
había decidido probar suerte.
La sorpresa fue que cuando se encon-
tró con su esposa, ella lo estaba bus-
cando para decirle que había
escuchado la carta leída por Lagos y
que quería ir a San Juan.
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Escribieron a Radio Continental, emi-
sora por la que salía el programa de
Lagos, y se ofrecieron para trabajar
como también ofrecieron todas sus po-
sesiones al servicio del proyecto.
Pocos días después escucharon emo-
cionados que por la radio leyeron la
carta de la familia Zanni y se los invi-
taba a viajar a Buenos Aires para co-
nocerlos y ultimar detalles.
Era solo un sueño, un sueño al que
respondieron más de trescientas fa-
milias, la mayoría de ellas profesio-
nales (médicos, odontólogos,
psicólogos, ingenieros, veterinarios,
industriales, inventores, comercian-
tes, etc. etc.).
Tuvieron que hacer muchas gestio-
nes, muchas antesalas, mientras el
país se debatía en una crisis política
terrible que llevaría, pocos meses
después, al derrocamiento del go-
bierno constitucional y a la instala-
ción de una dictadura militar.
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El grupo obtuvo un crédito del Con-
sejo Agrario Nacional, con el que sus
integrantes compraron 67.000 hectá-
reas en San Juan, las que en princi-
pio fueron inscriptas a nombre del
gobierno de la provincia, en espera
de la radicación y mientras se definía
la figura jurídica del grupo.
Una vez comprado el campo, se dis-
pusieron a partir, para lo cual eligie-
ron un grupo de 16 familias que
serían los que se establecerían y co-
menzarían los trabajos para luego ir
trayendo a los demás. Entre tres, Al-
berto Riquero, Carlos Pérez y Os-
valdo Zanni, entregaron sus
Era solo un sueño, un sueño
al que respondieron más de
trescientas familias, la mayoría
de ellas profesionales
La pareja que
se ve en esta
foto es la de
Noemí y Raúl
Misson. Se
casaron allí, a
la luz de un
sol de noche.
Las casas
que se ven en
la foto, nunca
pudieron ser
terminadas.
Esta nota fue escrita hace varios años por el recordado periodista Pedro Morales
y contó con la colaboración de Marcela Zegaib. Por el valor de la nota, por la
frustración que nos quedó a todos los sanjuaninos de aquella época la decisión
de los militares de liquidar el proyecto y como un homenaje a la pluma y el talento
periodístico de Pedro, hemos decidido publicarla nuevamente.
Pedro
Morales
Marcela
Zegaib
El suEño quE no dEjaron sEr