El Nuevo Diario - page 10-11

nico de la Primera. Cuando estábamos en
la Reserva o en la Primera, no nos dejaban
comprarnos auto hasta que no tuviéramos
un departamento. Un detalle que parece
menor y era muy importante porque el fut-
bolista a esa edad es muy joven, no tiene
preparación. Yo venía de una familia de
clase media y me habían inculcado que
tenía que estudiar para llegar a ser alguien
en la vida.
—Llegaste con muchos valores.
—Entré con muchos valores pero la mayo-
ría de los futbolistas no. Me podría haber
ido para el otro lado también porque a esa
edad uno es vulnerable. Me ayudó esta en-
señanza del Cai, de Menotti, de decirnos
“tienen que pensar en un futuro”. Obvia-
mente que yo a esa la aprendí a rajatablas.
—Ya en ese tiempo si llegabas a estar
—Mencionaste al maestro Tabares, es
un personaje distinto dentro del fútbol.
—Sí, creo que él ha perdurado, se ha ac-
tualizado y es de la vieja escuela del fútbol.
Es muy disciplinado. En Boca no lo pude
compartir porque yo estaba lejos del plantel
profesional cuando él estuvo pero mis
compañeros hablan maravillas de él.
—Es una persona a la que uno ve, con
sus problemas físicos, dirigiendo una
selección como la uruguaya y con la tra-
yectoria de él. Es un hombre admirable.
—Un hombre muy admirable y creo que
también es admirable la selección de fútbol
de Uruguay, que mantiene una línea desde
hace años. A veces les da resultados, a
veces no, pero ellos eligieron una línea.
—¿Tuviste de técnico a Menotti?
—Debuté por Habegger y lo tuve de más
grande.
—¿Pero pudiste charlar con él?
—Sí, muchísimo porque él nos hablaba
siempre. Creo que él nos educó, nos
ayudó a entender el fútbol de otra manera.
Nosotros queríamos jugar y ganar, ir para
adelante, como cualquier jugador. Él nos
decía “no es ganar por ganar, es cómo ga-
namos, es cómo jugamos”. El resultado es
la consecuencia de cómo uno hace las
cosas. Creo que eso me marcó porque en
mi vida fui así siempre.
—¿Cuántos años tenías?
—Ahí ya tenía 21 años. Era joven. También
me ayudó mucho el Cai Aimar; cuando lle-
gué a las inferiores de Boca él era el téc-
inferiores, las reservas. Fue un impacto-
grande ir a la cancha y verla llena. Es
monstruoso ver la Bombonera llena.
—¿Es cierto que tiembla la Bombonera?
—Sí, late. La verdad es que es impresio-
nante adentro tanto para lo bueno, cuando
hacés un gol, o cuando las cosas no te
salen tan bien y se escuchan los murmullos
y puteadas de la gente. Fui chico y con mu-
chos sueños. Veía muy lejano llegar a jugar
en la Primera. Había tantos buenos jugado-
res y yo era uno más. Me esforcé mucho
para llegar. Tuve que tener mucha voluntad
y no bajar nunca los brazos. Tuve suerte
porque también tuve la posibilidad de estar
en el Sub 20 argentino, en el primer año
que estuve allá, fueron cosas que se van
dando. Para un futbolista es el destino, a
veces está y a veces no.
—¿Mucho tiene que ver el técnico?
—Tiene muchísimo que ver el técnico.
Cuando llegué me tocó vivir la etapa del
maestro Tabares. En esa época Boca tenía
60 profesionales y casi no tenía chicos en
las inferiores. Justo en ese momento en
que me hacen contrato, Boca había tenido
jugadores que eran muy buenos, los ha-
bían dejado ir y habían sido figuras en otros
clubes. Ese fue el caso de Sergio Berti, por
ejemplo, que se fue a River. Entonces a los
dirigentes les agarró miedo y dijeron “a los
que jueguen bien no los dejamos ir más”.
Me hacen contrato pero no tenía posibilida-
des de jugar en Primera porque había 40
profesionales. Hay una anécdota, hasta un
poco graciosa, porque estaba siempre ahí y
no jugaba, entrenaba y no jugaba. Y hubo
un partido en la cancha de Independiente y
un jugador que iba al banco de primera se
olvidó el DNI. Por eso hablo de las oportu-
nidades y del destino. Ese jugador era
Claudio Benetti, un cordobés. Entonces al
chico que iban a poner en reserva le dijeron
“no juegue porque va al banco de Primera”
y me tocó a mí ir, que iba al banco de la re-
serva, estar en ese partido. Yo estaba pre-
parado pero uno nunca sabe si te toca a o
no. Tuve suerte de jugar ese partido en
cancha de Independiente, ganamos 3 a 1.
Hice un gol sin saber que en la tribuna es-
taba el profesor Jorge Habegger y Enrique
Hrabina, que el lunes siguiente se hacían
cargo del equipo y en dos meses debuté.
—Hrabina vino a dirigir a San Juan.
—Sí.
11
Viernes 8 de febrero de 2019
CON TU VIDA
ALBERTO NAVEDA
en la Reserva o en la Primera de Boca
hacías una diferencia económica.
—En la Primera. En la Reserva te pagaban
muy poco, era el contrato que cobrabas y
nada más. En la Primera ya podrías co-
brar, comprar el departamento, podías
pensar en invertir y hacer cosas. Boca y
River siempre han pagado muy bien, son
los que mejor han pagado.
—Y un día dejaste Boca.
—Después de Boca tuve un paso muy
corto por Quilmes. Cuando vuelve Diego y
vienen Caniggia, un montón de jugadores
con Bilardo, que también lo tuve en una
etapa muy corta.
—Has tenido a todos los máximos.
—Sí, de casualidad. Con Bilardo tuve
menos relación porque no jugué pero fue
un hombre que ganó un mundial…
—Entre Menotti y Bilardo ¿te quedás
con Menotti?
—Sin dudas. Menotti representa lo que soy
en mi vida. El hombre siempre trabajando
para hacer las cosas bien, pensando en
cómo hacer las cosas. El resultado es algo
secundario. Hoy toma mucho valor lo que
enseñó Menotti en su momento. Menotti le
dio estructura al fútbol argentino. Antes de
que él llegara a la selección en el fútbol se
concentraban todos juntos. Marcó el ca-
mino, fue muy importante. Bilardo también
tuvo su mérito porque no cualquiera gana
un mundial, dirige a Maradona.
—No cualquiera tiene a Maradona en su
mejor momento.
—Yo he aprendido de los dos.
—Dentro de la línea Menotti, por la se-
riedad y responsabilidad, solo un Péker-
man puede ser.
—También, un Pékerman pero con un fút-
bol más ofensivo. Él tiene una línea clara
pero siempre esperando ver qué pasa.
—Hay una anécdota que dice que la pri-
mera vez que Pékerman llegó a la AFA
fue manejando un taxi...
—Él también marcó un antes y un después
en el fútbol juvenil. Su trabajo fue impeca-
ble.
—Lo que interesa del fútbol es cómo se
trabaja con los jóvenes. Los clubes de
Argentina son distintos a los españoles
e italianos. La gente no entiende la
parte social que cumple el club en Ar-
gentina es fundamental.
—Es importantísima. El club es como arti-
culador entre lo que serían las autoridades
de gobierno y la gente. Y el fútbol es el
80% o 90 % de la gente que hace deporte.
En nuestro país es el deporte que más ha-
bría que cuidar y por ahí lo descuidamos.
—El padre ya no se preocupa porque el
hijo sea médico o ingeniero, prefiere un
hijo futbolista o una hija modelo.
—Creo que esto tiene que ver un poco con
la tecnología. Los chicos y los padres esta-
mos inmersos en esto. Vos estás en Es-
paña y yo en Buenos Aires, me mandás
una foto y es como si estuvieras ahí, pero
la realidad no es esa. En la realidad, en la
vida, para lograr cosas hay que trabajar
Pasa a página siguiente
s
mucho. Ahora con la tecnología parece que
es todo ya. “Yo quiero ser cantante”, ya soy,
arranco. No es así, hay que prepararse.
Creo que ese es un golpe y como padres
de nenas chicas, como las que tengo, tene-
mos que cumplir esa misión.
—¿A qué edad te casaste?
—A los 28, grande. Estaba en edad.
—Es que debe ser difícil para un jugador
de fútbol exitoso pensar en casarse.
—La verdad es que siempre busqué formar
una familia, desde pibe, siempre tuve ese
objetivo. En un punto encontré la mujer in-
dicada, que es la que me ayudó a crecer
también como persona, la que hoy todavía
comparte la vida conmigo.
—¿Tu esposa es sanjuanina?
—Es de Buenos Aires, porteña.
—¿Y cuántos hijos tuviste?
—Tres, Agustina, que hoy ya tiene 19; Mar-
tina y Catalina. Tres mujeres, divinas. Son mi
vida. Me levanto, laburo y el momento más
feliz del día es cuando llego a mi casa y la
veo a mi esposa y a mis hijas. Por ahí mi
vieja o mi viejo que van a tomar un mate.
Son la nafta para tener durante el día.
—Aparte de jugar en Boca y tu paso
fugaz por Quilmes, te fuiste al exterior.
—De ahí me fui a la Major League Soccer, el
año en que se reinició. Esa liga tuvo una
etapa con el equipo Cosmos de Pelé, des-
pués cerró y cuando fui empezó la nueva
liga, que hoy está a pleno. En Boca yo ya no
tenía lugar, estaba Silvio Marzolini en esa
época. Me tocó la posibilidad de irme a jugar
a Estados Unidos y no lo dudé. Estuve dos
años hermosos ahí, en Boston. También fue
un choque muy grande con lo que es la vida.
—Un invierno muy frío.
—La liga en eso tiene una virtud. Los ame-
ricanos en el invierno no juegan al fútbol,
íbamos solo a los lugares donde hacía
calor. He tenido algunos fríos pero enero y
febrero no se jugaba, estábamos de vaca-
ciones. Fue una experiencia muy linda,
muy enriquecedora.
—Después de jugar en Boca, llegar a
jugar en Boston es otro mundo.
—Sí, es otro mundo. Era también un des-
afío grande porque la idea era hacer crecer
la liga. Era el deporte más practicado entre
los chicos, en las escuelas, entonces fue
un desafío. La verdad que mi salida de
Boca tenía que ver con que yo iba a tener
poco lugar ahí, tenía que crecer, dar el
salto, necesitaba tener un lugar donde sen-
tirme importante y me dieron esa posibili-
dad.
Estuve 2 años en los que me fue muy bien,
fue todo muy nuevo. Al inglés mucha piola
no le di en la secundaria, entonces llegué
allá sabiendo poco, pero aprendí rápido y a
los 6 meses ya hablaba. Tenía traductor e
iba a la escuela. En la liga nos obligaban a
ir a la escuela a aprender inglés a los que
no sabíamos.
Tuve un entrenador irlandés que fue un go-
leador de Liverpool y tuvo una virtud con-
migo. Entramos a la charla técnica y me
dijo “tu traductor afuera”. Y dije “¿cómo voy
a entender?”. Entonces escuchaba un mon-
tón de palabras antes de jugar, veía señas
y entraba a la cancha a jugar. El primer par-
tido jugué bien.Me sacó y me dijo “tenés
que entender que esto es un equipo, tenés
que entender cómo jugar”. Y le dije “pero si
no me dejás que tenga el traductor”. “Y
bueno, tenés que aprender”. Al mes nadie
se quería sentar conmigo en los viajes por-
que los mataba a preguntas. Me puso la
manzana adelante “tenés que aprender”. A
los 6 meses hacía reportajes en inglés.
Esas son cosas que me ayudaron mucho.
—Fue una experiencia importante.
—Sí, importantísima. En esa época éramos
novios con mi señora. Ella iba y venía, me
acompañaba. Siempre es importante tener a
alguien al lado que te acompañe. Gracias a
Dios llevamos veintipico de años juntos.
—¿Después de Estados Unidos?
—Me fui a Israel, 2 años, también fue una
experiencia muy linda. Llegué sin conocer
nada. Tenía una posibilidad de firmar en
Bélgica y por ahí me seducía un poco más
ir a Bélgica que a Israel. Fui desde el des-
conocimiento, en esa época no había inter-
net. Yo llegué con temor. Uno escuchaba
hablar de las guerras en ese momento y
me encontré con un país impresionante,
admiración absoluta. El país tenía 50 años
y con pocos recursos hicieron algo impre-
sionante. También me sentí cómodo y fui
como figura del equipo, era un equipo de
mitad de tabla. Tuvimos la suerte de ganar-
les a los invictos que venían primeros.
Hasta el día de hoy me mandan mensajes.
El otro día un hincha me mandó un videíto
durante el mundial. Tuve una experiencia
hermosa. Estuve 2 años, después fui a
otros clubes y de ahí a Escocia.
—A tomar whisky.
—No tomaba nada en esa época pero muy
lindo Escocia. Ahí no me costó nada adap-
tarme porque el inglés ya lo manejaba per-
fecto. Me adapté en dos minutos.
—¿En Israel te manejabas con el inglés?
—Sí, aprendí rápido el hebreo para ha-
blarlo, lo aprendí de oído, porque como el
alfabeto se escribe al revés y es muy dis-
tinto, no tuve el tiempo de aprenderlo es-
crito. Y no lo necesitaba porque con el poco
hebreo que aprendí al hablar y el inglés,
me manejé muy bien.
—¿Te das cuenta lo que le debés al fút-
bol? Ser ciudadano del mundo, manejar
idiomas, conocer países, ganar dinero...
También le habrás puesto mucho.
10
Junto a sus padres Perla Menzo y Antonio Naveda
Jugó dos temporadas en la Major Lea-
gue Soccer de los Estados Unidos, para
el equipo de Nueva Inglaterra, New En-
gland Revolution
Entre 1994 y 1996
jugó en Boca Jrs.
Su foto está exhibida en el
Museo de Boca.
Foto collage con el paso de Beto por el fútbol de
Escocia, entre 2001 y 2002
l
Hizo toda la carrera
con un clavo en el
tendón rotuliano.
“Cuando lo cuento
todos me dicen “es
imposible hacer una
carrera con un clavo
adentro”. Pero lo hice
y así son los proble-
mas que tengo hoy y
que tuve siempre”.
Viene de página anterior
Un futbolista...
1,2,3,4,5,6,7,8,9 12,13,14,15,16,17,18,19,20
Powered by FlippingBook