—¿A qué escuela ibas?
—En la primaria a la Escuela Esteban
Echeverría, y después en el secundario
a la Escuela Normal Sarmiento. Y siem-
pre con el deporte.
—¿Tu vida pasaba por la escuela y
jugar en San Martín?
—Escuela y entrenamiento, todos los
días y el fin de semana a jugar.
—¿Hiciste todas las divisiones en
San Martín?
—Sí hasta que debuté en primera joven,
creo que tenía catorce años.
—¿Catorce años?
—Sí, era chiquito. No recuerdo si fue
con Rodríguez Nieto, que fue un gran
entrenador de mi viejo. Mi viejo siempre
me hablaba de él, sobre cómo les había
enseñado, era un bohemio de Buenos
Aires. Y después con otro entrenador
Viernes 8 de febrero de 2019
Pasa a página siguiente
s
Nazari, otro porteño que había venido a
dirigir San Martín.
—¿Cómo fue ese debut? Con 14
años enfrentar a jugadores ya he-
chos no es fácil.
—Con mucho miedo. Una vez que
entré a la cancha se me pasó. El debu-
tar en primera es el sueño máximo para
un futbolista. Siempre uno pelea con
sus rivales y compañeros para poder
ascender y lograr un lugar. Es una ale-
gría enorme la verdad.
—¿Y lograste mantener el puesto?
—No, jugué un partido o dos y después
me fui. Aparte de ahí tuve una etapa en
la que me fui a estudiar a Córdoba,
había dejado el fútbol. Después volví al
fútbol y me fui a Buenos Aires, a las in-
feriores de Boca.
—Llegaste a jugar en la primera de
San Martín.
—Sí, pocos partidos. Recuerdo que me
llevé un par de materias, había que
hacer una pretemporada con el plantel
de primera y mi viejo me dijo “no, no,
tenés que estudiar”. Así que ahí corté la
posibilidad de continuar jugando.
—¿Y después cortaste la posibilidad
de seguir estudiando?
—Y después seguí estudiando en Bue-
nos Aires. Estudiaba y entrenaba. Ahí la
verdad es que la pasaba complicado
porque era entrenar mañana y tarde y a
la noche iba a la facultad. Me quedaba
poco tiempo para estudiar.
—¿Llegaste a recibirte?
—No, no llegué porque cuando estaba
en segundo año de Abogacía en la Uni-
versidad de Morón, estaba cerca de de-
butar en primera y tuve una frustración.
Tenía una materia en la que iba apro-
bando los parciales y en el último nos
tocó jugar con Newell’s, en Rosario. Viajé
a jugar y cuando llegué le dije al profesor
que si me permitía rendir y me dijo “no,
tenés que esperar a fin de año”. Tenía
razón, fue un gran impacto y me di
cuenta de que no era compatible porque
hacía mucho esfuerzo, ya estaba en un
nivel alto.
—¿Ya estabas jugando en Boca?
—Sí, ya estaba en Boca.
—¿Cómo es ese traspaso del chico
del interior que va a jugar a Boca?,
—Sí. En esa época no había tanta televi-
sión, no se conocía la cocina que hoy se
conoce del fútbol. Hoy se transmiten las
Cómo lo vi
ENTREVISTAS Y ALGO MAS...
a vida de Beto Naveda quizás se repita en muchos futbolistas. Nacido en un
hogar donde se respiró futbol, casi al lado de la cancha de San Martín; una niñez
ligada a una pelota y un debut joven en primera. Después el sueño dorado de
medio país: jugar en la primera de Boca.
A partir de allí el largo proceso de descenso que en su caso lo llevó por países
de Europa y América.
Todo pasó rapidísimo, como es la vida del deportista de elite. Y luego una etapa
no menos fácil, el retiro del futbol, las secuelas de viejas lesiones, en muchos
casos el anonimato de cualquier mortal.
Pero en este punto es donde en el caso de Beto Naveda, comienza otra historia,
que lo diferencia de muchos otros deportistas. Porque Beto pudo asegurarse su
futuro económico, formó una familia que es su sostén y su felicidad, sigue te-
niendo las largas charlas con su padre y principal hincha, entró en el mundo de
las inversiones y los emprendimientos y hasta fue convocado para colaborar en
la conducción del deporte sanjuanino.
Por eso da gusto una entrevista con Naveda. Porque fue capaz de hacerse y
rehacerse y es un ejemplo a seguir.
JCB
Beto inició su carrera deportiva siendo pequeño.
A los cuatro años empezó a jugar y apenas se
levantaba se vestía para irse a pelotear. Acá
junto a su papá, en la gloriosa cancha de San
Martín
L
l
Luego de su
actuación en San Juan,
Naveda comenzó su
carrera en Boca, donde
jugó 2 años entre 1994
y 1996. Después lo
hizo en Quilmes y en
los Estados Unidos, en
el New England Revo-
lution de la Major Lea-
gue Soccer, donde
pasó 2 temporadas.
9