Viernes 21 de octubre de 2016
política
El miedo al
diagnóstico
P
arece una cuestión tan ele-
mental que llama la atención
que haya debates e incluso
que gremios y docentes se hayan
opuesto a Aprender 2016, la en-
cuesta que realizó el Ministerio de
Educación de la Nación.
Participaron 1.400.000 alumnos de
31.000 establecimientos públicos y
privados de toda la Argentina,
31.365 directores de escuelas (por
ser veedores cobrarán $ 2000) y
71.606 maestros y profesores ($
1000).
De la prueba, 840.028 fueron alum-
nos del nivel primario (3° y 6° gra-
dos) y 518.456 del secundario (de
3° y 5° o 6° años, según la jurisdic-
ción).
Respondieron varios multiple
choice sobre Lengua y Matemática
en la primaria y sobre Lengua, Ma-
temática, Ciencias Sociales y Cien-
cias Naturales en el secundario.
El objetivo oficial es obtener
una radiografía con los índi-
ces de aprendizaje escolar y el
clima que viven los alumnos en el
aula y en la vida familiar.
La prueba se propone relevar infor-
mación sobre los "aprendizajes al-
canzados" (capacidades,
contenidos y conocimientos) y las
"condiciones de aprendizaje" (clima
y contexto, modo de empleo de
nuevas tecnologías y las percepcio-
nes generales sobre el proceso
educativo, entre otros ítems).
Si bien en la mayoría de los
lugares del país se realizó el
relevamiento sin problemas, docen-
tes, sindicatos, alumnos y padres
promovieron que no se colaborara
acusando a la encuesta de “neoli-
beral”. Y ese es un grave problema
que tenemos los argentinos, la ne-
cesidad de catalogar todo en “oli-
garca”, “peroncho”, “gorila”,
“progresista”, “populista”, “zurdo” o
“facho”.
Al sistema educativo argen-
tino lo vienen bombardeando
desde hace tiempo y se nota en los
resultados. Las políticas de los ‘90
afectaron sensiblemente los están-
dares de capacitación de los alum-
nos y principalmente las escuelas
técnicas pueden dar fe de lo su-
frido. Van a pasar muchos años de
buenas políticas para recuperar lo
perdido, no hay dudas. Por eso es
que en educación, mencionar la
gestión de Carlos Menem genera
cierto escozor bien fundamentado.
Lo grave es querer confundir
a la población -con claras in-
tenciones políticas- respecto a que
es malo obtener un diagnóstico ya
que lo relacionan con la destrucción
de la escuela pública para que todo
sea privado.
Para decirlo claro y contundente, la
evaluación es clave para saber
dónde estamos parados.
Cuando los resultados estén,
si hay que discutir entre todos
los sectores hacia dónde vamos. Y
tienen que ser todos los sectores,
no sólo el gobierno, los gremios do-
centes y las universidades, los que
opinen de los cambios necesarios.
Y seguramente entre esos resulta-
dos surgirá le imperiosa necesidad
de apuntalar más fuerte a la es-
cuela pública argentina.
Oponerse al diagnóstico es
como el que no va al médico
por miedo a que le salga mal el
chequeo de salud. El profesional
debe examinarlo, evaluarlo, pedirle
exámenes y estudiar los resultados.
Con el diagnóstico listo, si puede
debatir con el paciente el mejor tra-
tamiento. Salgamos del tema mé-
dico. Pasa lo mismo si lleva su
computadora a arreglar, su auto al
taller o un electrodoméstico al es-
pecialista. Antes de cambiar una
pieza, deberán saber qué sucede,
diagnosticar correctamente.
Más allá de las cuestiones po-
líticas de quienes se oponen,
hay otro problema más grave aún.
Muchos docentes se oponen por-
que tienen terror a que les cuenten
las costillas. Y hay un fuerte men-
saje de algunos sectores de la so-
ciedad que consideran mal
cualquier tipo de evaluación. El se-
cretario general de Suteba, Roberto
Baradel, dijo que "el resultado ya
está, la conclusión es que los chi-
cos no aprenden porque los maes-
tros no enseñan y se avanzará
sobre los derechos de los trabaja-
dores, pero también en segmentar
el sistema educativo de tal manera
que la privatización empiece a calar
en la enseñanza pública".
Lo que dice Baradel se puede
interpretar desde su posicio-
namiento ideológico o desde la ne-
cesidad de cubrir a docentes que
no se pueden adaptar a los cam-
bios educativos.
Y para adaptarse, lo primero que
debe saber el docente es que nece-
sita capacitarse.
Esos mismos chicos que se bus-
caba que no fueran evaluados,
cuando terminen su educación for-
mal tendrán que encontrarse con
un mundo laboral que evalúa per-
manentemente.
La realidad indica que desde hace
años, son pésimos los resultados
obtenidos en las pruebas interna-
cionales PISA y en las locales del
Operativo Nacional de Educación
(ONE).
Más allá de la discusión si son
los mejores métodos para
evaluar, lo que está claro es que la
educación argentina está, en crisis.
Y para tomar medidas, es necesa-
rio evaluar primero para saber
dónde están las falencias.
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COLUMNISTAS
Juan Carlos Bataller Plana
Juanca Bataller @ juancabataller
Juan Bataller
La evaluación educativa será la base para discutir el rumbo educativo