El Nuevo Diario - page 19

H
ay toda una generación
que sólo vivió en demo-
cracia.
Desde 1983 hasta hoy han pa-
sado 34 años.
Mis hijos menores tenían 2 años
uno y pocos meses el otro
cuando Alfonsín asumió la presi-
dencia. Ya trabajan, han formado
familias, tienen hijos que comien-
zan a cursar en distintos niveles
y han podido votar muchas
veces. Casi tantas como yo, que
viví una época de frecuente inte-
rrupciones a la vida institucional.
En estos 34 años
hemos podido
votar. Y hemos podido salir a la
calle sin documentos. Y se nos
han respetado nuestros derechos
civiles. Y no hemos vivido pen-
dientes de guerras y armamen-
tos.
No es poca cosa tras décadas
de proscripciones, desapari-
ciones, guerras, guerrillas, te-
rrorismo y desencuentros.
Pero esta democracia nuestra,
tan anhelada y querida por quie-
nes vivimos otros tiempos,
pa-
rece a veces un niño vacilante.
Un niño temeroso de asumir la
mayoría de edad.
La historia comienza en
nuestras propias casas,
donde los padres por temor a no
ser democráticos confunden pa-
ternidad con amistad y en gene-
ral no ganan un amigo; sólo
dejan huérfanos a sus hijos.
¿Qué tiene que ver la democra-
cia con permitir a chicos, casi
niños, de 13 o 14 años, vagar
de madrugada los fines de se-
mana o tomar alcohol hasta
desmayarse?
¿Somos más democráticos por
cerrar los ojos ante la cantidad
de abortos que se practican?
El problema sigue en la
escuela.
En ese ámbito también se ad-
vierte una carencia de autoridad
y una deformación de conceptos.
Desamparados de los padres,
depositarios de chicos que ya
vienen con conflictos, los docen-
tes se ven desbordados ante gra-
ves problemas de disciplina por
un lado y la tendencia en ciertos
niveles de creer que si no se
habla de los problemas, los pro-
blemas no existen.
No todo debe pasar por las
autoridades o el libro de dis-
ciplina. Es hora que las escuelas
se pongan las pilas, que incorpo-
ren a sus plantillas equipos de
profesionales, de psicólogos, de
padres y educadores que traba-
jen interdisciplinariamente y que
resuelvan los conflictos que sean
competencias de los propios cen-
tros escolares, llámese conflictos
entre alumnos, conflictos entre
alumnos y profesores, conflictos
entre alumnos y padre, conflictos
entre padre y profesores.
Los problemas escolares no
terminan allí. No es admisi-
ble que un dirigente gremial re-
suelva tomar como práctica
habitual
anunciar huelgas por
cualquier motivo ante la pasivi-
dad de las autoridades.
Esto es
propio de países bananeros
.
Más aun si esos mismos dirigen-
tes que arruinan los estudios de
nuestros hijos cuando se presen-
tan en elecciones generales
no
representan el 1 por ciento de
los votos.
Otro ámbito es el de la so-
ciedad.
Tenemos una socie-
dad hipócrita.
O al menos una sociedad con un
grave complejo de joven demo-
cracia, que nos hace creer que
todo lo que ordene es antidemo-
crático.
¡Por favor!
Llevamos 34 años de
democracia para poder distin-
guir si estamos ante un no de
protección o ante un no autori-
tario.
19
Viernes 21 de octubre de 2016
agenda
Juan Carlos Bataller
Juan Carlos Bataller @JuanCBataller
Juan Carlos Bataller
s
s
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s
COLUMNISTAS
Tal vez el problema sea que no
hay una educación para la demo-
cracia. Y creemos que es demo-
crático protestar embromando al
vecino.
l
Eso es lo que hacen 30 “pique-
teros” interrumpiendo el tránsito a
las 7 de la tarde.
l
Es lo que hacen los jueces libe-
rando a peligrosísimos delincuen-
tes en nombre de un mal
entendido
“garantismo”. La jus-
ticia deja de ser justicia cuando
quienes deben juzgar
practican
un garantismo exacerbado al ex-
tremo de convertirla en una abs-
tracción.
l
Es lo que hacen los usurpado-
res de terrenos que quieren presio-
nar para que les den casas antes
que las decenas de miles que lle-
van años esperando.
l
Es lo que hace la policía permi-
tiendo que se venda droga o alco-
hol en todas partes.
l
Es lo que hacen algunos orga-
nismos aceptando que todo se ju-
dicialice, que se inventen grandes
negocios a costa del Estado…
l
Es lo que hacen los responsa-
bles del tránsito cerrando los ojos
ante quienes conducen a altas ve-
locidades, cruzan semáforos en
rojo o circulan con autos en pési-
mas condiciones mientras dedican
sus afanes a la mera acción recau-
dadora.
Finalmente están las
deudas de la
democracia.
Todos soñamos con
una democracia que pusiera la
vida en orden, Por ejemplo:
l
Que los jueces, igual que cual-
quiera de nosotros, pagara sus im-
puestos.
l
Que hubiera una política de vi-
viendas sociales clara y justa.
l
Que los subsidios y ayudas
sean instancias transitorias y ante
situaciones graves en lugar de algo
permanente y sin contraprestación
alguna.
l
Que el Estado cumpla con su
parte e igual que cobra altos im-
puestos brinde seguridad, educa-
ción y salud públicas de calidad.
l
Que la selección de personal
para cualquier ámbito de los tres
poderes se haga en base a necesi-
dades concretas y tras un prolijo
concurso de antecedentes y oposi-
ción.
En pocas palabras: democracia no
es piedra libre sino madurez.
La democracia
inmadura
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