Viernes 22 de abril de 2016
15
JEFE MAFIOSO ESTUVO EN SAN JUAN
N
unca nadie pudo probarlo pero
no son pocos los que suponen
que la bodega cuyos restos aun
pueden observarse en la esquina de Es-
paña y 9 de Julio fue propiedad de Juan
Galiffi, el “Chicho Grande”.
El establecimiento no era muy grande y
su dueño visible era
don Fortunato
Costa
, un italiano del norte que un día
se vino por estas tierras y con dineros
que aparentemente le habían sido pro-
porcionados por
“amigos radicados en
Rosario”
adquirió la propiedad donde
funcionaba la bodega y un secadero de
frutas.
Dicen que el principal negocio de esa
bodega era el préstamo de dinero
–la
usura—,
algo típico de aquellos años en
los que los inmigrantes venían sin di-
nero pero con ansias de progreso y vo-
luntad de trabajo.
Cuentan que Costa había hecho muy
buenas relaciones con gente del
cantonismo y que incluso en ese
solar se hicieron reuniones a la
que alguna vez debe haber asis-
tido el temible Galiffi.
sss
Dice Washington Di Leo en su libro
“Acá cerca y hace tiempo”
.
—Repentinamente ingresó don
Fortunato luciendo sus mejores
prendas: camisa negra, pantalón
impecable de tono claro, un ancho
cinturón de cuero oscuro con una
hebilla grande, dorada, que repre-
sentaba el escudo de su provincia
natal. Calzaba botines negros, bri-
llantes. Como si ingresara a un esce-
nario, el anfitrión se dirigió a su lugar
natural, la cabecera de la mesa, a es-
paldas de su admirado Mussolini. Va-
rios de los presentes se levantaron
para darle la mano. Quedaron defrau-
dados: con un ademán agradeció a
todos y, solemne, se sentó en su sillón
preferido, tapizado de cuero marrón.
Invitó a que tomaran asiento en torno a
la interminable mesa y agregó:
—Los dos asientos próximos a mí,
de ambos costados, deben quedar li-
bres por favor. Pronto llegará don Fe-
derico y sus acompañantes.
El libro de Di Leo, que en realidad son
recuerdos novelados de un viejo perio-
dista sanjuanino, contaba de esa forma
una reunión a la que asistió con 8 o 9
años y en la que habrían estado presen-
tes Galiffi y Cantoni. Este último –según
el libro— buscaba financiación para su
campaña política.
Di Leo o el hijo de Delani, como se men-
ciona en el texto, describe así a Don
Chicho:
—Galiffi era un hombre de comple-
xión sólida, cincuentón quizás, tri-
gueño, ojos negros y alertas, vestía
chaqueta oscura y pantalón claro, to-
cado con un sombrero color gris.
sss
Dicen que Chicho residió bastante
tiempo en San Juan. El motivo de sus
estancias periódicas no fue para desa-
rrollar actividades delictivas. Estas te-
nían como escenario principal Rosario,
llamada la Chicago argentina
– en Chi-
cago imperaba Al Capone, lo que la
transformó en sinónimo de mafia du-
rante la Ley Seca—,
y la Capital Fede-
ral. Además de una finca en 25 de
Mayo, los Galiffi contaban en San Juan
con una red de amigos y paisanos que
los hospedaban en su domicilio, cam-
biantes, según como soplaran los vien-
tos. Esos amigos estaban en el negocio
de la usura y en la compra de propieda-
des de titulares arruinados por la crisis
Fuentes
Wikipedia
Diversos artículos en La Nación y
Clarín
La flor de la mafia – 1974 – Hugo
Moser (guión del film homónimo)
Luis Casabal – diario La Nación –
Cuando a Rosario la llamaban la Chi-
cago Argentina
Osvaldo Aguirre, diario La Capital,
Rosario, Santa Fe
Cómo y por qué sobrevive Italia –
Juan Calos Bataller 1983
Acá cerca y hace tiempo – Washing-
ton Di Leo— Editorial Universitaria
de los años 30.
Otra actividad de don Chicho y sus
relaciones era la compra de frutas y
vinos de altas graduación alcohó-
lica con los cuales bodegueros lo-
cales y mendocinos, hacían cortes
que les reportaban pingües ganan-
cias.
Todo esto era posible porque esos
“capos” disponían de dinero con-
tante y sonante. Por lo general lo
que adquirían lo hacían a vil pre-
cio, aprovechándose de la gran
crisis.
Galiffi visitaba a su hija cada vez
que venía a San Juan pero no
prolongaba su residencia en la
finca de Agatha. Uno de los do-
micilios que frecuentaba era el
de Costa.
sss
Hija de Juan Galiffi, más conocido como
“Don Chicho Grande”,
Ágatha Cruz Ga-
liffi
fue una mujer de particular belleza e
inteligencia. Dicen que manejó la mafia
en la Argentina, radicada por ese enton-
ces en Rosario, y aseguran que la exten-
dió a nivel internacional.
En 1972, con la dirección de Leopoldo
Torre Nilson se filmó la película “La maf-
fia”. Relata la historia de los Chichos, con
Alfredo Alcón en el papel de “Chicho
Chico” y José Slavin en el de Chicho
Grande, mientras Telma Biral interpretaba
a la hija de este, Ághata.
sss
Pero la vida real de Ágatha Galiffi, para
los sanjuaninos que peinan canas, difiere
tanto de la historia contada en la película
escrita y dirigida por Hugo Moser como
de la novela de Esther Goris.
Ágatha vivió en San Juan y tenía pro-
piedades en 25 de Mayo, donde admi-
nistraba una finca cuyas parras
daban uva de exportación de primera
calidad. Muchos recuerdan la zapate-
ría que poseía en pleno centro de
nuestra ciudad hasta bien entrados
los años 80.
Para quienes conocían su historia –real
o novelada— los enigmáticos ojos grises
de aquella mujer madura, tenían un
atractivo sin igual.
Pero a esta altura uno tiene que pregun-
tarse:
¿Quién fue Ágata Galiffi? ¿Qué
mujer fue capaz de vivir tantas vidas
en una sola?
Aunque las historias difieran, la imagina-
ción vuela y desea que sea real la histo-
ria que habla de la estancia en San Juan
de la mujer que capitaneo la mafia en la
Argentina.
La presencia
de la mafia
en San Juan
Ágatha
Galiffi
La novela de Esther Goris “Ágatha Galiffi”